Páginas

sábado, 11 de febrero de 2017

Descubro la Granja (R)

De Pelissier y Hinder Colección “Descubro”. Algar Editorial. Alzira (Valencia).


De este tándem de ilustradores, Carine Hinder y Jerôme Pelissier, nació en 2014  una colección de seis títulos editados en tapa dura y hojas de cartulina gruesa.


Persiguen llegar a los muy pequeños por medio de los adultos que se los enseñen, y con ello desarrollar la observación y el vocabulario, de forma lúdica, a través del juego: primero imaginar y, en segunda lectura, recordar lo que se esconde tras las solapas  que hay en cada página de la derecha.



Cada ilustración, a doble página, termina en la derecha tapada con una solapa, silueteada por una forma que encaja en esa ilustración. El texto es vocabulario sobre las imágenes y hay una pregunta, que se va repitiendo en todos los casos, que es “¿Qué se esconde tras…?” (en el caso de la imagen que acompaña, "...tras el tractor"). De esa manera, la primera vez que oigan y vean la escena podrán jugar a adivinar, y las siguientes veces para recordar y felicitarse porque lo ha acertado. 




Ahora Algar edita los cuatro primeros libros (esperemos que cierren con los dos restantes también) y pone a nuestra disposición estos ambientes en los que descubrir escenas divertidas, personajes simpáticos, colores suaves, ilustraciones completas sin recargar y unas situaciones que, en conjunto, permitirán crear historias en las mentes de los pequeños.


sábado, 4 de febrero de 2017

Hola, mundo, ¿cómo estás? (R)

De Toby Little. Ed. Los libros del Lince, S.L. Barcelona



   El libro nos lo presenta la mamá de Toby, ya que este era un niño de 5 años cuando empieza a escribir las cartas, aunque tiene siete cuando se publica el libro. Todo empezó con la lectura de un libro en el que se explicaba el viaje de una carta desde que se escribía hasta que llegaba a Nueva Zelanda. Toby quiso escribir una carta a Nueva Zelanda, así que empezó con esta y llegó a superar el millar. De ellas recibió la mitad de respuestas donde aparecen comentarios que le dan a Toby, y a los lectores del libro, una visión amplia del mundo: de costumbres, de comida, de formas de entender la vida; respuestas sencillas a preguntas sencillas que, no obstante, dibujan el panorama de las gentes y sus culturas. El libro contempla una selección de esas cartas, agrupadas por continentes, y una serie de fotografías, en tres insertos, entre las que destacan las que le enviaron desde una estación en la Antártida,  con una gran pancarta felicitándole por su cumpleaños.  



   Pero la historia del libro no se limita a lo que contiene. Cada vez que la madre de Toby conseguía un contacto, una dirección para mandar una carta a un nuevo lugar del mundo, se sentaba con su hijo ante Internet para ver imágenes de ese país y conseguir datos. En esas, Toby vio a niños pasando hambre  en territorios en guerra. Entonces pensó en recaudar dinero para ayudarles y se pudieron en contacto con una ONG. Su afición epistolar pasó a las redes sociales y ahí fueron consiguiendo dinero.




   Toby está viajando con su madre conociendo países, asistiendo a entrevistas (aquí podemos ver una con Andreu Bunafuente) con lo que aumentan los ingresos para la ONG, y a la vez encontrando nuevos contactos porque Toby quiere seguir escribiendo cartas “por lo menos hasta que sea mayor”.

Mecanistiario (R)

De Enrique Quevedo, textos e ilustraciones. Ed. Tres Tigres Tristes. Sevilla.

Estamos ante otra publicación inclasificable de esta interesante y divertida editorial: “funda + acordeón”, dicen en su web, refiriéndose a las cuatro páginas dobladas que hacen de tapas y a la gran lámina en acordeón que, separada, se encuentra plegada dentro. Sin duda una singular propuesta para un singular contenido.


Trata de unos documentos escritos por el profesor Titanio Tesla Chaparelli (atención a lo de “chapa”) en el siglo XXV, de Somóslata (atención a lo de “somos lata”), que viajan al pasado y llegan a nuestros días. Es ahora cuando el ilustrador Enrique Quevedo (el autor se mete en su propia obra) los encuentra y decide dibujar el diseño de Chaparelli “Ciclo Vital del Animal Mecánico”, ya que según este profesor cuenta en el viajero diario, todo lo que existe entonces es puro instrumento mecánico y, en un intento de recrear el pasado, diseña unos animales a los que para moverse habría que incorporarles vapor de agua.Todo esto, contado a modo de reseñas biográficas, noticia de periódico, pasatiempos y dibujos varios, está recopilado en esas tapas-fundas que son parte viva de la obra y no solo cubiertas. 


Ahora viene el acordeón en el que aparece por un lado el gran árbol lleno de animales mecánicos y por detrás una descripción de cada uno de ellos presentando un cierto problema y una solución. Algo así como un particular bestiario mecánico, "mecanistiario".



En conjunto, la obra supone una propuesta muy variada de lectura, tanto de textos como de ilustraciones. Por un lado los distintos formatos en el que se redacta el conjunto de la historia, como ya hemos apuntado, que van de lo periodístico a lo descriptivo, lo narrativo o incluso textos discontinuo en rótulos y datos;  por otro lado, los dibujos con tanto detalle meticuloso y variado, lo mismo a color que en sepia, lo mismo mostrando la solidez de las piezas engarzadas como los delicados lacitos de hilo con los que se atan los carteles a las poleas, el uso de fichas antiguas o trozos de papel incluso manchados de humedad con un clip oxidado,… 


Todo parece hecho con un lápiz pero también con un destornillador, unas chapas, unas tijeras, algo de tuercas y muchas tuberías.


En nuestro recomendado blog “Soñando cuentos”, hay una interesante entrevista con el autor.