Le toca el turno a esos libros que yo sí que recomiendo porque o bien tocan el tema de frente y están muy bien, o bien el tema aparece sin más en el libro, de forma normalizada. Y entonces está mejor.
Voy a empezar con dos títulos para adolescentes, ambos publicados por LOGUEZ y con unos añitos, pero fundamentales para esos chicos y esas chicas que necesitan verse reflejados en alguien que supera su situación, que les sirva de modelo y norte, que les ampare contra la soledad terrible de sentirse diferentes y que continuamente se lo recuerdan como un reproche.
Estos son "Jim en el espejo", de Inger Edelfeldt, y "Nunca soñé contigo", de Carmen Gómez Ojea.
Ahora dos infantiles muy recientes: las historias de Tango y de Luisa.
"Con Tango son tres", editado por Kalandraka, está basado en un hecho real al que han dado forma literaria Justin Richardson y Peter Parnell, con las ilustraciones de Henry Cole.
Cargado de premios, en este libro se cuenta el suceso de los dos pingüinos machos que terminaron juntos incubando un huevo y alimentando y protegiendo a la cría que salió del mismo.
"Ahora me llamo Luisa", escrito por Jessica Walton e ilustrado por Dougal MacPherson, es un libro importante. Es un mensaje para todos que se nos resume en la imagen de la cubierta:
el oso Luis aparece con pajarita y una cara muy apenada (ojos, orejas caídas, boca), mientras que en el espejo se le ve completamente feliz y el cambio ha sido transformar la pajarita (como símbolo de género masculino) en lazo en el pelo (como símbolo de género femenino), una metáfora que se explica con toda tranquilidad en el interior en la narración de la historia: "Necesito ser yo mismo, Martín. Dentro de mí, siempre he sabido que soy una osita y no un osito. Me gustaría llamarme Luisa y no Luis". Sin traumas, sin problemas, el niño acepta completamente el cambio que se produce en su amigo el oso, ahora amiga osa, y las rutinas siguen igual.
Los despedimos en agradable compañía donde aparecen el niño y su osa y la niña y su robot, del que por supuesto no hay sexo que determinar ni falta que hace.
Cambiamos el rumbo y ya no vamos a títulos que tratan el tema en concreto, sino a esos libros donde el tema está ahí pero para nada es motivo de análisis sino que de alguna forma está normalizado.
Hace muchísimo, entre los personajes de la novela "Una familia casi normal" de Pablo Barrena, Ediciones B, aparecían dos chicos que eran pareja. Apenas se hablaba de ellos, estaban ahí, en la escuela de arte, y al protagonista les llama la atención por un momento pero ya está, no tiene mayor trascendencia.
Otro hecho de amor homofílico se da entre personajes (generalmente animales) que si hablamos de traducciones puede verse afectado por el género en castellano y los pronombres que de él se deriven: en "El príncipe Feliz", la golondrina que lleva sus joyas, comienza el libro enamorada de un junco. Solo en la versión original nos enteramos de que son dos "él".
Esto no ocurre en el cuento de "El ruiseñor y la rosa" (del mismo autor), en la que el pájaro queda "obligadamente" en masculino al igual que el estudiante del que se enamora.
Unos personajes que no tienen por qué relacionarse con el tema pero que son dos animales masculinos, que viven juntos, que demuestran que se quieren, que se echan de menos, que viven en la misma casa donde solo hay una cama... son Tigre y Oso, obra del magnífico Janosch y que podemos disfrutar en la repesca que ha hecho Kalandraka.
Y es así de simple: están ahí y no hay que hablar de ningún tema en especial, solo dejar como evidente que dos personajes (personas en la interpretación personal) pueden quererse y vivir juntos independientemente de su sexo.
"Un día cuando el pequeño oso se iba otra vez de pesca al río, el pequeño tigre le dijo:
-Siempre que no estás me siento muy solo. ¡Escríbeme desde allí para que me anime, anda!"
Y ahora vamos a fijarnos en algunos guiños que aparecen en algunos libros y que, sin darnos cuenta, están normalizando esta situación de homosexualidad que para algunas gentes a las que no les afecta en nada (o eso dicen) sin embargo les sigue escandalizando.
En "No hay dos iguales" de Javier Sobrino, iliustrado por Catarina Sobral, editado por Kalandraka en la colección "Libros para soñar", el título hace referencia a algo que después de darle muchas vueltas y hablarnos de variantes, termina descubriendo que se refiere a los besos. Y en un desplegable final y en la contracubierta, aparecen besos de todo tipo normalizados.
Y para guiños sobre parejas del mismo sexo completamente normalizadas, miramos las que nos propone Rotraut Susanne Berner en sus libros mudos: Libro de la Primavera, Libro del Otoño, Libro de la noche,... editados en tamaño de lujo por Anaya:
Una que está presente en casi todos los libros es la pareja de Daniela e Ivonne, las dos intérpretes de música, que pueden empezar el libro en distintos lugares (de viaje, ensayando ,...) pero que suelen acabar juntas:
Susana y Tom, también son constantes en estas páginas y no cabe duda de su amor, y en el bar donde acaban los libros siempre cabe la posibilidad de que encontremos a alguna pareja de "otro tipo":
Y para terminar, un gracioso topicazo que pasará desapercibido a casi todo el mundo pero que tiene su punto:
en "La fábrica de nubes", editado por Edelvives, la autora Ceseli Josephus Jitta va a mandar a un personaje de viaje y antes de ello va a la peluquería.
A la hora de volver de aquel otro país al que ha ido, el bueno del protagonista se vuelve a cortar el pelo, esta vez con un peluquero mucho más moderno. Ahí queda: normalizado.
(¡No sé poner estas dos las ilustraciones horizontales!!!!!!!!)