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lunes, 2 de mayo de 2016

Prueba Escala: ¿quién examina el examen?

(Este artículo va con letra pequeña porque para quien no le interese, será un peñazo y ocuparía demasiado. Perdón).

De nuevo estamos a las puertas de la aplicación de las pruebas Escala de Lengua y Matemáticas. ¿Cómo serán las de este año? ¡Aaaah, sorpresa!

Hace dos o tres años denuncié la mala calidad y lo negativo que eran para la comprensión de los textos, los dibujos que aparecían (además de muchas otras cosas, claro). Con la cantidad de docentes buenos ilustradores que hay, recogieron imágenes de Internet que sonaban a colegio y ya está.

Las imágenes.
No sé si alguien lo “oyó”, lo cierto es que el año pasado las ilustraciones eran de elaboración propia. Pero de ordenador, hechas probablemente con Paint. Y, nuevamente, sin cumplir alguna de las funciones que pueden tener las ilustraciones que acompañan a un texto (ayudar a la comprensión, o interpretar, o solo repetir, o...) y quedan como decoración poco acertada: para la celebración del día del libro de un cole se ve a la niña de la ilustración de este párrafo; para los lectores en una biblioteca a tres niños en mesas individuales sin estar leyendo; para hablar de una clase de 25, con 5 nos bastan;...




Los contenidos.
Además de lo negativo de estas ilustraciones, tan poco acertadas, tenemos los contenidos. Empezamos a analizar.


El título del texto para celebrar el día del libro es “Un libro es un amigo”. Se habla de cuantacuentos, de biblioteca, carné, préstamos de libros, lectura de poesías, y de regalo de libros para la clase y merienda, pero en ningún momento se habla de que los niños leyesen, de la posible relación del lector y el libro (que pudiera valorarse de amistad), o de que se lo pasaran bien leyendo. Un título pretencioso que no tenía eco en un prosaico texto sobre una celebración.

En una prueba que va entre lectura comprensiva y ejercicios matemáticos, ponen a cuatro chicos diciendo algo en unos bocadillos... ¡Pero dentro del bocadillo aparece su nombre con dos puntos y lo que dice! Como si fueran los periodistas de una rueda de prensa que se presentan diciendo su nombre y luego la pregunta. Cualquier lector podría interpretar que son vocativos: el niño dice “Pablo: en mi clase ha contado cinco cuentos...”. ¿Quién es Pablo: el niño que habla -entonces no debería aparecer en el bocadillo-, o el niño que escucha, o el que ha contado el cuento?




Luego, para seguir dando textos y haciendo preguntas literales que más tienen que ver con la decodificación que con la comprensión, nos habla de un maestro que podría parecer muy animador a la lectura, que tiene un cartel con las fotos de los alumnos y pone un cuadradito por cada libro que cada niño lee. De esa manera queda muy bien expuesto el que lee mucho y el que lee poco... ¿a quién interesa esto? ¿lo que prima es la cantidad de libros leídos? ¿a todos les cuesta lo mismo? ¿todos los libros son iguales de largo/complicados de leer? ¿no es esto competitivo? ¿no deja en evidencia a quienes están menos animados o preparados para leer frente a los que “van mejor”? Sin duda, otra metedura de pata.




Luego aparecen cuatro títulos de libros (para 2º de Primaria) que han de ordenar por orden alfabético. De acuerdo que algunos están bien y han tenido reediciones, pero son los cuatro de El barco de Vapor, serie azul, antiquísimos, uno con el nombre confundido (“Abuela Opalina” en vez de “Abuelita Opalina”). ¿Quién ha puesto estos títulos? ¿Es todo lo que sabe de los libros que ahora se están leyendo en este curso o es lo que recuerda de cuando leía en 1981?



Seguimos. Para hacer problemas, de los que forzosamente hay que separar en datos y operaciones, nos cuentan los materiales que hay en la biblioteca de aula: “películas 25, libros informativos 50, libros de historias 175 y libros de cómics 100”. ¿Qué querrá decir libros de historias? ¿Y libros de cómics? ¿A qué responden esas cantidades a la necesidad de trabajar con números altos -centenas- o a una posible realidad con más de 300 volúmenes en una clase de 25 alumnos?

No importa, dirá alguien, son como ejemplo para saber si saben hacer los problemas. Y así no importa tener una biblioteca de aula imposible de gestionar con tantos libros, ni sitio donde ponerla, donde a los libros de contenido literario se les llama de historias (no debe tener este maestro ni poesía, ni teatro, ni revistas, ni álbumes, ni libros hechos en clase, ni...), y hay 50 libros informativos (¡Ja!) y... 100 libros de cómics (¡Ja, ja!), que son ¿tebeos de grapas, o libros del tipo novela gráfica? ¿Sabe algo de cómics el autor de la prueba?... Pero como es como ejemplo.


Y ya nos dirigimos hacia el hallazgo total, donde quieren examinar a los niños y a la vez dar pistas a maestros y maestras de cómo ampliar esa biblioteca (ya que parece que tiene pocos libros a ojos de quien ha inventado los datos de la misma) y es el que ¡cada niño y niña llevará dos libros en el mes de mayo!

¡Olé! Esa magnífica idea por la que algunas familias se desprenden de libros que no le gustaron a sus hijos, o compran un par de ellos baratos y malos en un bazar, o pretendiendo destacar llevan libros de un nivel más alto del nivel lector de la clase, o algunos muy sobados de casa por lo que otra familia protestará porque debían haber sido nuevos como los suyos, o porque empiezan a deshojarse, o...

Volvamos a los problemas. Por un lado el cómo resolverlos poniendo datos y operaciones. Los que les machacamos con aquello de hacer un dibujo que recoja el problema, ahora reconocemos nuestro error porque no los estamos preparando para la prueba de las pruebas que es la que debe determinar la metodología... ¡Ni loco! Además pide al final el resultado, no la “respuesta” o “solución”. Más parece que la palabra resultado pide una cantidad que lo que debe ser, contestar a la pregunta que se hacía en el enunciado del problema.






Y si nos fijamos en el contenido ya el “alucine”. Primero en la lista aparecen los materiales de la biblioteca de aula pero pregunta solo por los libros. No se pretende saber si saben aplicar la suma para resolver el problema, sino si saben diferenciar entre la palabra materiales y la palabra libros o, mejor aún, si caen en la trampa o no. Para el de 25 niños a dos libros por niño, tenemos una ilustración magnífica (glup) y la redacción del último no tiene desperdicio:




¿Existe una estantería donde caben 120 libros? ¿Ni más ni menos? ¿Los libros son todos igual de gordos? Se supone que todos los materiales que había en abril en la clase estaban colocados ya, por lo tanto la nueva estantería es para los nuevos libros. Si el maestro ha colocado ya los 50 libros que han traído, entonces no falta ninguno por poner, además de que el objetivo de una estantería no es llenarla sino albergar los libros que tengamos y más cosas, claro, que una biblioteca de aula debe tener más cosas.


El colmo de los colmos está en la pregunta 15, los libros cuestan todos 5 o 5.50 €. ¡Si encuentran “Abuelita Opalina”, de 1981, les costará unos 8 €. ¡Ah! Perdón, se me había olvidado que eran ejemplos. ¿Por qué no ponerlos reales con los precios casi reales redondeados? ¡Ah! Perdón, es mejor no ajustarse a la realidad que hacer publicidad. ¿Sí?


La prueba de lectura
Esta es otra. En el cuadernillo general, los textos sobre los que se hacen las preguntas para medir la comprensión son textos expositivos. Al margen de ello, hay una prueba de lectura para una muestra, con un texto literario... ¿literario?


Se ha escogido un cuento de un ingeniero madrileño que, con cuatro hijos, ha montado una web con cuentos que inventa queriendo darle a todo mucho valor educativo. Mis respetos, pero confunde literatura con didáctica, y así le queda (al menos) este cuento llamado “La pizarra mágica” que quiere (como así se recoge en la valoración de la idea principal que hacen los que elaboran la prueba) dejar clara la importancia del mensaje ecologista del mismo.



Hay que ser muy hábil para querer transmitir un valor y rodearlo de literatura. Cuando tenemos a un escritor, lo que nos da es literatura con contenido. Pero no es este el caso.

Porque, preguntan los pequeños lectores: ¿cómo va a hacer real a su familia en ese bosque si estarán en otro sitio? ¿Que existen dos veces? ¿Y qué pasa con las tizas, no valen para otra pizarra? Porque la pizarra, que no vuelve a ver, era normal pero las tizas brillaban. Y si estaba en un bosque, ¿cómo es que el bosque se convirtió en un bosque cuando dibujó la niña árboles? Y si solo borró los desperdicios ¿que pasó con su segunda familia ahora pintada y "viva"?

Son algunas de las dudas que se plantean los pequeños lectores antes de darse cuenta que todo el montaje era para que reconozcan que la idea principal es que recojan la basura del suelo.
De pena.

El cuestionario de contexto
Dos o tres comentarios solamente.


El primero: cuando preguntan sobre los recursos que existen en el domicilio familiar preguntan si tienen internet y si tienen programas educativos en el ordenador para facilitar el aprendizaje... ¿Han preguntado si tienen ordenador? ¿Se da por hecho que todos lo tienen? ¿Cómo saben que no lo tienen? Yo tengo un 50% de alumnado sin ordenador...


El segundo: respecto a las ocupaciones de los padres... ¿dónde marcan las señoras que limpian en casas ajenas? ¿Y los jornaleros del campo, en “personal especializado en agricultura”? ¿Cómo empieza la relación por “Dirección de empresas”? (¿Es necesario aquí el ordenarlo alfabéticamente?)  A mí casi me suena a insulto.


Algo más, ¿qué consecuencia tiene el resultado de este cuestionario de contexto? ¿Se sigue comunicando -no lo sé- como se hizo con los de las primeras Pruebas de Diagnóstico? Si los resultados son importantes, ¿por qué no aplicarlos en una muestra significativa de todos los colegios para así conocer los contextos de manera más exhaustiva, transmitiendo luego esas valoraciones a los centros con las recomendaciones básicas que cada resultado conlleve?

Ultima reflexión: el valor de los resultados
Vaya por delante que estoy de acuerdo con que se hagan pruebas diagnósticas, vaya por delante que estoy de acuerdo en que se unifiquen, se estandaricen, se hagan matemáticamente medibles, etc., etc.
Pero sus resultados no van a dejar de ser los resultados de una prueba aplicada en un momento concreto cuando se dan unas características concretas. No se pueden generalizar los datos, solo es una aproximación.

Ante la próxima aplicación de la prueba en mi clase, he pasado la prubea comentada del año pasado a modo de ensayo, avisándoles que luego vendrá la “de verdad”. Esto es una recomendación (al menos eso recuerdo de cuando aplicaba las PED) y viene bien porque ni el formato, ni la redacción, ni la tipología, ni nada se asemeja a lo que trabajamos en clase.

La prueba ha sido fotocopiada (no era necesario el color para nada) y en folio normal (no era necesario más gramaje). Se han entregado las hojas conforme se iban aplicando y ha sido en cuatro días en vez de en dos. La situación era distendida pero ajustada a las condiciones de aplicación (nada de ayudas) y los resultados han sido magníficos. Además de que la prueba será otra (de verdad que deseo que mejor hecha) las condiciones también variarán (más calor -”puedo beber agua” cada dos por tres- y cierta tensión, claro).

¿Los resultados? Nos veremos aquí para comentarlos.

Conclusiones
1º) Cualquier docente de 2º de Primaria puede elaborar una prueba mejor que esta.
2º) Las pruebas pueden ser fotocopiadas en los centros con un consiguiente ahorro por parte de la Consejería, que podría (con menos de la cuarta parte) financiar las fotocopias que luego les facturarían los colegios.
3º) Los contenidos de las pruebas no deben valer porque son como ejemplos, sino que deben ajustarse a la mayor verosimilitud posible.
4º) Cualquier publicación, y esta lo es, necesita de un editor (o editora, claro) que revise desde una perspectiva profesional el producto para que tenga, al menos, el mínimo de calidad que merecemos alumnado y profesorado.
5º) Si la Agencia Andaluza de Evaluación Educativa no tiene nada más que ofrecer que esto, realmente está costando demasiado cara y habría que replanteársela.



2 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. Yo no conozco las pruebas y no puedo valorarlas.
    Lo que sí que valoro y muy positivamente es que tú te hayas parado a hacerlo Y LO COMPARTAS CON TODOS/AS. Es de agradecer. Lo comentaré con mis compis del cole. Soy Angelines Vargas

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