De Tracey Corderoy. Ilustraciones de Tony Neal. Álbum. Editorial Edelvives. Zaragoza. 2020.
Una ciudad de animales bípedos y vestidos es la sencilla metáfora del mundo de los humanos para mirarlo “desde fuera”. Y estos son unos vecinos que viven en armonía hasta que con un pequeño gesto todo se rompe: uno tira una lata al suelo, pero no es uno sino todos imitándoles. Igual al cortar una flor, o ponerse a armar ruido. Es lo malo de lo malo: el cómo se contagia.
Pero el libro quiere y tiene que ser positivo y, al igual que uno lo empeora todo, se puede arreglar si empieza uno y los demás lo imitan. Un libro con crítica y mensaje esperanzador y ecologista ahora que es indispensable.
Los dibujos son más estáticos que dinámicos, pero bien resueltos y divertidos. La paleta de colores podría ser más amplia y el suelo y casas de la ciudad tener más viveza (ya que, por ejemplo, al elefante “se lo come”), y no por su tibieza hace resaltar a los personajes mucho más. Y no es que oponga este color frío al cálido que aparece en el caos del ruido, ya que ese rosado también se usa para la solución y el celeste para la discordia.
Las guardas de inicio y final muestran el estropicio y el arreglo.
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