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jueves, 29 de diciembre de 2016

Carlitos Super M (R)

De Margarita del Mazo y Guridi. Ediciones la fragatina. Huesca.



Con dos años ya, este libro seguirá siendo fresco pase el tiempo que pase. Al igual que "Las gafas de ver", primer título en el que la autora nos presentó a este personaje y el ilustrador lo plasmó en imagen.

Un personaje que, por tanto, repite y que pareciera que la autora lo conoce muy bien, tanto que el libro parece haber sido escrito por el personaje, que la escritora lo coloca en la clase y la historia va transcurriendo de un lado a otro sin que se sepa a dónde va a ir a parar pero que es fluida, natural, casi casi real.



Porque le tiene cogido el pulso: con esa ingenuidad, esa capacidad para hacer de la imaginación su realidad, esa chispa para darle la vuelta a cualquier complicación que le surja, con ese reinterpretar lo que no le va bien como algo positivo...


Si la maestra lo pone al lado y le llama la atención muchas veces, piensa que es porque es su preferido; si se emboba mirando moscas, es porque las estudia; si la gente no le presta atención, es porque es capaz de hacerse invisible;...

 

Total, que en esta ocasión de la escuela pasa a querer ser superhéroe, y de ahí a enfrentarse a un "enemigo" para terminar descubriendo su verdadera habilidad por encima de las capas voladoras.


El tándem Margarita del Mazo y Guridi nos ofreció el magnífico álbum El rebaño y luego nos ha traído a este Carlitos. Les esperamos con más colaboraciones de esta altura.





miércoles, 28 de diciembre de 2016

Erik Vogler y los crímenes del rey blanco (R)

De Beatriz Osés. Nº 1 de la colección Erik Vogler. Editorial Edebé. Barcelona.


La estructura. Novela de 27 capítulos cada uno de ellos de 4 o 5 páginas (alguno excepcionalmente con 6 o 7). Todos comienzan en la página impar (de la derecha), por lo que los de 5 páginas llevan tras la quinta página una ilustración para no dejarla en blanco.

La ilustración es un fragmento de un tablero de ajedrez en el que aparece siempre el mismo rey blanco de la cubierta: una ficha terminada en una calavera coronada, con salpicaduras de sangre por toda la figura. A veces también aparece un rey negro, estándar, al que parece que el blanco acosa y le da jaque… como en la historia.


Con algo más de 120 páginas de texto, las últimas páginas de cada capítulo no suelen ser completas (incluso pueden no llegar a la mitad) y todas las de inicio tienen la primera cuarta parte para contabilizar el capítulo que es y darle su título. Esto hace que el libro tenga muchos espacios en blanco por lo que compensa a las páginas completas con sus cargados 33 renglones.


Muchas páginas aparecen con “goterones o chorreones” de sangre y la cubierta y contracubierta completan la creación de la atmósfera con el magnífico retrato del personaje (obra de Iban Barrenetxea), el tablero y el rojo de la sangre extendiéndose sobre el blanco de fondo.


El protagonista. Erik Vogler es el antihéroe: no solo no es el que resuelve el caso, sino que pasa a ser víctima; no solo no es atrevido y sagaz sino que es temeroso y saca conclusiones precipitadas y erróneas. Es obsesivo con la limpieza y el vestuario, con el orden, con la comida y los olores. Es muy refinado para su edad y nada flexible.

Sin embargo la escritora consigue hacerlo sentir muy cercano y comprendido hasta situarlo como un original, diferente y carismático protagonista de novela juvenil.


La novela. Con lo anterior apuntado, el libro ya es atractivo de por sí, pero además se le añade el ser muy ágil en la narración, todo se va precipitando y no hay nada que sobre. Las descripciones son solo las imprescindibles y los personajes lo suficientes. El malo es realmente malo y el peligro es auténtico.

Una lectura de éxito asegurado para lectores (más de 12 años dice la editorial –por aquello de los crímenes, supongo-) a los que les cueste leer.

La autora. Madrileña, licenciada en Periodismo y profesora en un instituto, acumula un buen número de premios en narrativa, poesía y en su labor como docente en el terreno de la animación a la lectura.



Con una web y un blog donde nos da cuenta de todo, es una autora a la que tener muy en cuenta de cara a un alumnado al que se le pretende inculcar el hábito lector.



Los lectores. Y llegamos ya a los destinatarios, motivo de toda esta reseña: ese alumnado de 1º y 2º de ESO que difícilmente se acerca a un libro, que “lee” lo prescrito (o ni eso) y que aquí puede encontrar un libro que, si no tiene un ejercicio literario como para un premio Lazarillo, sí es una novela moderna que cumple perfectamente la entrega a ese público joven al que va dirigido.

Es suficiente con entrar en los blogs de los institutos donde lo han leído y han realizado reseñas o booktrailers para animar a sus compañeros: todo son halagos. Para muestra lo que dice   Ana Rodríguez Granado de  2º ESO: (…) Su extensión no es amplia, lo que te hace más fácil y cómoda la lectura, ni los lectores más vagos tendrán quejas para leérselo. Se lo recomiendo a los amantes del misterio y a aquellos lectores a los que todavía no se han enganchado a este género.


¿Quién compra un rinoceronte? (R)

De Shel Silverstein. Colección Libros para soñar. Editorial Kalandraka. Pontevedra.

Aunque el rinoceronte está en venta y es barato (su título original se podría traducir por “¿Quién quiere un rinoceronte barato?” -Who wants a cheap Rhinoceros?-) el aspecto del libro en su promoción es que era un regalo, con ese lazo de gasa roja (no podía ser otro color) que lo rodeaba.


Y, efectivamente el libro es un auténtico regalo que ya trajo en 1996 la Editorial Lumen, con un formato un poco menor (19 x 24) y que ahora rescata Kalandraka en esa labor de recuperación de autores y títulos que se hacen indispensables y que los pequeños lectores de hoy difícilmente podían acceder a ellos, y en su formato preciso (21,5 x 25,5), como habría querido el autor, tan escrupuloso con el tamaño de sus producciones, en sus ediciones en el extranjero, para que se mantuvieran fieles a las originales.


Es bueno recordar que la primera aparición de este libro fue en 1964, porque es germen de otros muchos libros que han venido después para hablarnos de grandes mascotas como “Cuando mi gato era pequeño” de Gilles Bachelet, en RBA, o “La mejor mascota” de David La Rochelle, en FCE, por ejemplo, que se corresponden a un elefante y un dinosaurio respectivamente. Y algunos más…




            De este libro ya hay escrito mucho y para tener una idea del autor y de esta obra, siempre son buenas referencias las fichas de Kalandraka. Tal vez añadir el gran valor que supone este libro como provocación y estímulo para la imaginación: inevitablemente al darle riendas al absurdo se puede imaginar de todo, por lo que los lectores podrán seguir dando vueltas a qué hacer con el rinoceronte o pasar a inventar sobre las posibilidades de un cocodrilo en casa, o un hipopótamo, o…


            Es una obra que guarda todas las características de los libros para niños de Silverstein con ese trazado mínimo que, sin embargo, ocupa todo el espacio; la ausencia de color; el texto rimado (que se mantiene gracias a la magnífica traducción de Azaola); y esos personajes entrañables que hacen las delicias de todos. Un libro que volvió a reeditarse en EEUU al cumplir sus 50 años.




            ShelSilverstein fue un artista muy versátil (poeta, músico, compositor,..) que ha dejado una profunda señal en la literatura para niños y que los medios de hoy pueden enriquecer de forma interactiva en la web que lleva su nombre y que tiene muchas posibilidades. Eso sí: en inglés.




            Incluso podemos tener un pequeño aperitivo de este libro con un vídeo de un fragmento del mismo. De otros libros del autor (incluso grabados con su voz) podemos encontrar más animaciones en la web recomendada.

martes, 27 de diciembre de 2016

Una ilustración (o dos) para estas fechas

     Tener un blog y no incluir alguna alusión a las fechas en las que estamos, vacaciones de diciembre, es como encontrar un agujero inútil y no taparlo... por decir algo.
     Lo cierto es que encontré por ahí esta ilustración (y otras igualmente simpáticas y/o interesantes) y, como tantas veces, sin firma y sin que hablen de su autoría.
     Por eso la elijo como tapadera para el hueco del que hablaba antes y a la vez reivindico que siempre que aparezcan  ilustraciones, se recoja quién es su autor o autora y se le deje firmar su trabajo.


     He aquí un ejemplo sencillo: la letra H en una esquinita, discreta pero suficiente, ¿no creen? Dos tapaderas, mejor que una.


Ya saben: ¡Felices Fiestas!


jueves, 8 de diciembre de 2016

Piel de Cocodrilo (R)

            Las leyendas etiológicas, aquellas que quieren dar la explicación y el origen de algún hecho natural (las manchas del sapo, la  creación del río Amazonas,…) son feas. Esto es porque quienes las inventa comienzan por el final, por aquello a lo que quieren llegar y, para conseguirlo, no dudan en contar cualquier cosa: increíble, imposible, inconexa, inverosímil, insostenible,…

            Por eso, cuando José Carlos Román, maestro de Educación Infantil, les contó la leyenda de la piel del cocodrilo a su alumnado, a estos no les gustó nada. Máxima cuando esta antigua leyenda africana tiene además moraleja para criticar la vanidad y la soberbia.

            Sin embargo, José Carlos vio en la historia una posibilidad narrativa y le introdujo un par de cambios que convierten a la gris leyenda en un simpático y amable cuento que termina siendo deslumbrante una vez que la editorial le encarga las ilustraciones a Paolo Domeniconi.



            Efectivamente, el darle carácter próximo al cocodrilo y llamarlo por su nombre, Cocodrilo; el asociarle dos amigos Lechuza y Luciérnaga, nocturnas y encantadoras; el que los tres disfruten con las historias leídas; y, en fin, el que la atmósfera de la historia pierda su carácter didáctico para ser literario, hacen que esta “Piel de Cocodrilo” sea un hermoso álbum que una vez leído se volverá al principio para volver a disfrutarlo.



            La idea se mantiene y la vanidad aparece castigada (algo que José Carlos Román quería mantener, el no desvirtuar la leyenda ni su mensaje) pero aparece un nuevo mensaje que va a incidir más y mejor: la amistad está ahí para paliar el sufrimiento y los malos tragos porque a los amigos se les quiere a pesar de sus defectos más que por sus virtudes, parece querer recordarnos esa última y magnífica página… doble página.


            En cuanto a la ilustración, el cuento está contado siempre a doble página por lo que el artista se puede permitir disfrutar el paisaje, al cocodrilo a todo lo largo varias veces, a los colores de los momentos del día… Nada más esa entrada del elefante bostezando cuando el sol se pone y unas aves volando ordenadas en los distintos movimientos del aleteo… merece la pena todo el libro. Así que no hay más que decir si lo que viene después es más de lo mismo.






            En resumen, una auténtica gozada que se disfrutó doblemente cuando en la Librería Plastilina, de Cádiz, se presentó el libro que fue contado por Amalia y la pequeña Ada, en presencia del autor.

Personajes de papel (R)

De Calor C. Laínez. Col. Postales de la Gata. La Gata Editorial. Jerez de la Fra.

            ¿Existe un formato único para la literatura? ¿Cuántos renglones tiene que tener un microrrelato? Si una imagen vale por mil palabras, ¿se puede escribir una historia con un solo dibujo?


Ya trajimos un tarjetero de Guridi (“¿Qué hace un hombre con una sardina en la cabeza?), 


y las postales de Raquel Díaz (Cuentos por Correo), y vimos cómo con ellas surgían historias. 




Hoy nos vamos a parar en estas tarjetas que no tendrían más ambiciones que ser unas tarjetas que enviar por correo a alguien y darle una alegría por el hecho de ser una ilustración de Carlos C. Laínez, que es mucho. 


Pero podemos llegar a más: basta con que pongamos en juego un taller de creación con estas tarjetas y unos adolescentes ávidos de crear historias. ¿A quién espera el señor de las flores mientras el tiempo le pone cara de aburrido? ¿Y qué pensará de ello su ángel de la guarda? 

Aprende ajedrez por ti mismo (R)

De Julio Rivera y Luis Álvarez. Il. de David Mendoza. Ed. Laberinto. Madrid.

            ¿Es un manual para aprender a jugar al ajedrez, o es un cómic, o es un relato ilustrado, o es un libro de juegos, o de reseñas históricas…? Es todo eso y más. Es un proyecto nacido hace muchos años que se reconvierte a sí mismo para hacerse actual y competente y estar preparado para esa posible entrada del ajedrez en el inamovible y arcaico currículo escolar. Hay que saber de ajedrez para escribir el manual y la historia, como sabe Luis Álvarez; y hay que saber contarlo para que llegue a quien quiere aprenderlo (niños y, por qué no adultos), como sabe Julio Rivera. Además tiene que tener una maquetación moderna que cumpla con el objetivo de que se pueda aprender de forma divertida, distraída y sin que confundan los pasos, y para eso han contado con David Mendoza, más que un ilustrador es un diseñador, un estratega que ha tenido en cuenta todos los detalles y que deja un resultado estupendo. Tanto trabajo meticuloso concluye en un libro que no solo puede servir para aprender a jugar al ajedrez sino también para saber sobre el ajedrez por lo que, aunque ya se sepa jugar, también gustará para enterarse de otras cosas sobre este apasionante juego (al que me cuesta llamarle deporte).



La pantera rosa baila un tango con Mister Hyde (R)

De Margarita Bermudo. Col. Nuevas Voces. Ediciones Canto y Cuento. Jerez de la Fra.


            La poesía intimista no tiene edad. Lo que se necesita es que el lector sintonice con el autor y vibre en el mismo momento emocional. El título nos da muchas pistas de qué van estos poemas: ella, ingenua y entregada; él, lo que se escondía tras otra imagen; el baile, el más pasional y difícil. Así nos encontramos con unos versos cargados de desamor, de final, de mentira porque no es lo que se esperaba. Hay que acumular experiencia para llegar a esto, pero también hay cierta coincidencia con el amor adolescente, con ese amor platónico que a la primera de cambio se muestra como real y se rompe en pedazos. El lenguaje de la autora es, además, solo el suficiente para contar lo que siente sin hacer malabarismos barrocos que pudieran dificultar una lectura joven de los poemas. 


El piojo Saltarín (R)

De Raquel Díez. Il. Anna-Laura Cantone. Legua Editorial. Valencia.


En los cuentos para niños podemos encontrar todo tipo de personajes protagonistas, incluso un piojo, como en este caso. La autora ha jugado con él como ha querido: más que chupar sangre, este come pelos; más que pasar andando de una cabeza a otra, este salta (tal vez por eso haga algún juego de palabras y también lo llama chinche). De esta manera aparece este piojo de nombre Saltarín, que hace un recorrido por las pelambreras de distintos personajes (ahora humanos) con divertidas rimas, que se mueve entre lo entrañable y lo molesto y que cuenta con el retrato, simplemente magnífico, de Anna-Laura Cantone. La editorial no ha reparado en tamaño (un álbum apaisado) y en maquetación, repartiendo el texto de forma igualmente divertida, tanto la cancioncilla como algunos versos destacados (primeros o últimos) de las estrofas. Un champú viene a acabar con el piojo… ¡No! Solo estaba desmayado y nos avisa de nuevas aventuras. Tal es el proyecto editorial de seguir con este personaje que será el único piojo que queramos tener en las escuelas.


Cuentos de un inconsciente (R)

De Evaristo Montaño. Col. Nuevas Voces. Ed. Libros canto y cuento. Jerez de la Fra.


            Cuando la literatura no es soez ni agresiva, no es catecismo ideológico ni derrotismo prosuicida, y se presenta en relatos cortos, se da una segura tendencia de tener más de una lectura y con ello un amplio espectro de lectores. Estos “Cuentos de un inconscientes” reúnen esas características y podrán ser disfrutados por jóvenes lectores: los que leen mucho los devorarán quedando con ganas de más y los poco lectores habrán encontrado un cómodo y magnífico momento para entrar en contacto con el texto escrito solo por placer. En ambos casos, sus mentes viajarán al mundo de los sueños del autor (que les empujará al suyo propio) por tanto viaje onírico y uso de la primera persona. Pero igual verán dibujadas sonrisas y risas y, sobre todo, un juego cómplice en el que abandonarse para que el autor le sorprenda, le demuestre que el lenguaje está por encima de la realidad y con él se pueden fabricar todo tipo de imágenes. Es como si la otra faceta de este escritor, la de pintor, se le apareciera por su lápiz pintando así estos sorprendentes microrrelatos.