De Eva Sánchez Gómez, texto e
ilustraciones. Álbum ilustrado. Editorial Edelvives. Zaragoza.
Este libro es una bomba
entre lo que actualmente se publica en álbum ilustrado, incluso
entre los que se alejan del público infantil y se dirigen a los
lectores adultos. Y lo es por su contenido y su especial factura. La
editorial es consciente de ello y, además de concederle el IV Premio
Internacional Álbum Ilustrado, lo publica con un lujo de
sobrecubierta que desplegada es un póster con una de las
maravillosas ilustraciones del libro.
Parece obligado empezar
a hablar de esta obra con el texto de la contracubierta: “En
Pratdip somos leyenda. Nos temen. Huyen cuando el viento susurra
nuestro nombre, pero estamos por todas partes. Venimos de más allá
de la oscuridad. Somos dips.”
Nos está hablando el miedo personificado para contar en primera
persona el relato, para dejar claro quien manda aquí.
¿Y cómo enfrentarnos a esos miedos y qué puede pasar? Este es el
discurrir del libro que te puede llevar a la emoción que te eriza la
piel o a la reacción que te provoca soltar un exabrupto. Cualquier
cosa menos dejarte indiferente.
¿Y
cómo representar a estos dips, cómo dibujar al miedo? Si bien se
concreta en unas especies de nebulosas envolventes con formas de
lobos, el miedo está en el uso del color, de las luces y sombras
(magníficamente opuestas), del viento que parece soplar: no porque
lo veamos en el movimiento de las ramas de los árboles, sino porque
nos parece oírlo, así como sentir lo desapacible de una tarde de un
frío otoño. No sé cuántas veces he visto-leído-gozado ya este
libro una y otra vez.
La
autora, satisfecha doblemente por ser la primera vez que aborda una
ilustración con texto propio, se entrega al lápiz y las tintas
aguadas, con unos colores que se mueven alrededor del negro y del
ocre hasta necesitar del rojo en toda la expresión psicológica de
este color. Un trabajo que supone un gran cambio de registro si nos
asomamos a otras obras de esta autora.
Recomendaría
al escritor y antropólogo Gabriel Janer Manila, que incorporase este
libro en su enorme colección de de libros de Caperucita Roja
porque, además de una alusión metafórica, el libro parece hecho
con el miedo que debe destilar todo niño cuando escucha este cuento,
bien contado, por primera vez. ¿O acaso Caperucita Roja no es un
cuento de terror?
Palabras
de la autora en “El Correo de Andalucía” sobre esta obra y su
trabajo:
«Para
pensar en este álbum partí de la leyenda de Pratdip, localidad de
Tarragona, donde todavía se mantiene viva y forma parte de la
historia y la cultura del lugar. Según la leyenda, los dips son una
especie de perros vampiro que acaban con el ganado y mantienen
atemorizada la comarca. Me pareció un buen contexto para situar la
historia. Una leyenda de miedo para hablar del propio miedo y, por
qué no, para darle voz a través de los dips».
«La
idea del equilibrio entre depredador y presa, o en este caso, entre
el miedo y la presa. Algo ancestral que forma parte de lo que somos,
de nuestro instinto de supervivencia, de nuestra naturaleza. E Dip,
cazador y dip pueden presentar rol de depredador y de presa. Ambos
pueden sentir miedo de cazar y de ser cazado. Y por otra parte la
niña, la hija del cazador, es el personaje que puede parecer más
vulnerable, pero también el que está más libre de prejuicios y el
que tiene el valor de mirar al miedo de frente y la humildad de
respetarlo».
«Y por otra
parte una historia así me parecía una muy buena oportunidad para
tratar de usar en la ilustración un lenguaje más expresivo y más
libre, tratando de dar mucho protagonismo al trazo de lápiz. Algo
que llevaba tiempo queriendo intentar. Y al mismo tiempo, darle al
color un significado. La gama de colores es contenida, neutra. Nos
movemos entre luces y sombras y solamente el rojo, que se va
insinuando manteniéndonos en alerta desde el principio, se impone en
el momento de máxima tensión».
«Me confieso
una amante del lápiz y el papel. Me gusta oír el lápiz acariciando
o rascando el papel y hasta guardar las puntas del lápiz cuando ya
son demasiado pequeñas para seguir usándolas. Así que también me
encanta poder leer sobre papel y disfrutar de las ilustraciones
impresas».
«Creo que es
necesario aprender a convivir con el miedo. Respetarlo sin dejar que
nos domine y nos impida seguir adelante. Mantener un equilibrio. Como
se suele decir no se trata de no tener miedo sino de tener el valor
para afrontarlo. Y aunque sea difícil llegar a este equilibrio o
parezca muy frágil, pienso que la información, el conocimiento, la
educación... son herramientas cruciales para tratar de conseguirlo.
Por eso me parece muy importante que existan libros para todas las
edades que traten temas tan universales y tan presentes en nuestras
vidas como el miedo».
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