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sábado, 14 de agosto de 2021

Últimas reseñas

 El problema de poner muchas reseñas seguidas es que cuando se entra en el blog se ven un par de ellas y se puede pensar que el resto es antiguo. Como he hecho un montón de entradas en poco tiempo y son libros MUY aconsejables, los traigo aquí para poder echarles un ojo según interesen:

Álbumes:


           ¡Solo es uno!                              ¡Vivan las uñas de colores!       Editorial Lata de Sal (4 álbumes)

       

Una carta para Papá Noel                                       Marrón


Juveniles:
Biografía de un     Ok, señor Foster    Huellas de carbón      La Troupe               Wendy ataca 


Varios:


      Jack Wolfgang                                  Cosas nuestras                               Las cosas de Lota



viernes, 13 de agosto de 2021

Biografía de un cuerpo (R)

De Mónica Rodríguez. Col. Gran Angular. Editorial S.M. (Cubierta David de las Heras). Premio Gran Angular 2018.



Un libro valiente por lo que cuenta y por cómo lo cuenta.

Empecé a leer este libro con muchas interrupciones y sabía que no lo estaba haciendo bien: no es un libro para leerlo poco a poco porque en cuanto te pilla te arrastra hasta el final. Y no es que haya una trama de intriga que te empuje a conocer un criminal o el desenlace de un secuestro.

Muy al contrario, es un libro intimista, que habla de emociones y sentimientos en la época más convulsa de los mismos: la adolescencia.

¿Pero cómo hablarles a los adolescentes de lo que les está ocurriendo sin rodeos, sin mentirles, sin ambigüedades…? Desde la honestidad, y para ello imagino a la escritora en un ejercicio de empatía, recuerdos, observación, introspección… porque hasta los que tuvimos la adolescencia hace tanto, vamos a reconocer un tiempo que fue y fue difícil.



En el libro aparecen cuatro generaciones. Luis es el hermano pequeño y sus emociones son desordenadas, simultáneas y sin nombre. Los padres, con emociones y sentimientos conocidos y nombrados pero unos permitidos y otros confinados. El abuelo, que nos mira en libro desde el cariño. Y en medio de todos está Marcos, el adolescente, el que tiene que ir identificando la rabia, el deseo, el dolor, el miedo, los celos, el amor, la duda, la ansiedad, … y todo ello, no lo olvidemos, con un cuerpo cambiante, un cuerpo que es el que tantas veces manda.

Porque Mónica Rodríguez no se ha escabullido, no se ha escapado en el adolescente que se enamora y punto. Se implica y reconoce “la tiranía” del cuerpo que cambia. Y su gran estrategia, y acierto, es la de elegir a un protagonista bailarín. Y es que para las emociones y sentimientos de un adolescente y el conflicto generacional podría haber elegido a un padre médico empeñado en que su hijo lo sea y le propone y le dispone desde pequeño. Pero para enfrentar esa otra parte de la adolescencia, ese cuerpo que cambia, que no se reconoce, que manda, que crece sin orden, un cuerpo al que exigirle e incluso castigarle, un cuerpo que demanda y al que se satisface, para recoger ese aspecto esencial de la adolescencia, la escritora ha elegido la figura del bailarín, donde todo esto se da por definición y donde puede situar a sus personajes en un mundo de disciplina y técnica pero también enérgico y a la vez lírico.

Así es esta prosa con la que nos encontramos: llena de poesía, de rabia, de amor, de proximidad … y en parte de sexo. Porque Mónica Rodríguez sabe que no puede seguir evitando hablar de lo que casi todos los escritores para adolescentes, al hablar del momento, eluden: si es biografía de un cuerpo, si dice que el sexo manda, hablará de erección y masturbación. Pero su elegancia es exquisita y si el lector no está sintonizado aún con la situación ni lo notará (probablemente la mayoría de las lectoras adolescentes), pero el que está inmerso en la situación encontrará la verdad de lo que le pasa.



Y llena también, la escritura, de velocidad. El protagonista nos cuenta día a día lo que está viviendo, pero de una forma tan a borbotones, tan tal y como lo vive, que la narración no nos diferencia los diálogos, ni quiénes hablan. Todo va seguido. Y, de cara a los jóvenes lectores, como dice un “booktuber” adolescente que lo recomienda encarecidamente: “al principio parece que no lo vas a comprender, pero se entiende perfectamente”. 

Insistiendo en que lo importante es hablar de lo que pasa dentro y lo que pasa respecto a los de fuera, y que el ballet es el enclave ideal para desarrollarlo, para biografiar el cuerpo, la escritora no aturde con arabesque, assemblé, demi-plié o grand jeté, en un intento de demostrar sus conocimientos del tema, y a la vez despistar al lector (como ha pasado más de una vez con esos escritores que se exceden con la documentación).



Eso sí, hace que caiga en las manos de Marcos una biografía de Vaslav Nijinsky, a la que el protagonista va haciendo referencias y comparando, queriendo parecerse y queriendo diferenciarse, en esa pelea continua del adolescente por definirse, encontrarse y ponerse nombre. 

A fin de cuentas, eso es una biografía.




jueves, 12 de agosto de 2021

¡Solo es uno! (R)

De Tracey Corderoy. Ilustraciones de Tony Neal. Álbum. Editorial Edelvives. Zaragoza. 2020.


Una ciudad de animales bípedos y vestidos es la sencilla metáfora del mundo de los humanos para mirarlo “desde fuera”. Y estos son unos vecinos que viven en armonía hasta que con un pequeño gesto todo se rompe: uno tira una lata al suelo, pero no es uno sino todos imitándoles. Igual al cortar una flor, o ponerse a armar ruido. Es lo malo de lo malo: el cómo se contagia. 


Pero el libro quiere y tiene que ser positivo y, al igual que uno lo empeora todo, se puede arreglar si empieza uno y los demás lo imitan. Un libro con crítica y mensaje esperanzador y ecologista ahora que es indispensable.


Los dibujos son más estáticos que dinámicos, pero bien resueltos y divertidos. La paleta de colores podría ser más amplia y el suelo y casas de la ciudad tener más viveza (ya que, por ejemplo, al elefante “se lo come”), y no por su tibieza hace resaltar a los personajes mucho más. Y no es que oponga este color frío al cálido que aparece en el caos del ruido, ya que ese rosado también se usa para la solución y el celeste para la discordia.


Las guardas de inicio y final muestran el estropicio y el arreglo.




Una carta para Papá Noel (R)

De Emma Yarlett, texto e ilustraciones. Álbum con solapas. Editorial Edelvives. Zaragoza, 2020.


Si el libro habla de Papá Noel, parece que es propio de la Navidad y nada más. Pero este es ingenioso, divertido y viene acompañado de cinco solapas que se corresponden a otras tantas cartas o paquetes que se envían unos personajes a otros.



¿Y quiénes son esos personajes?

Pues quitando a la niña, Vera, que lo inicia todo con su carta a Papá Noel, los demás van a conformar el “grupo mitológico de la Navidad”: junto a Papá Noel, está Elfina la jefa elfa y sus elfos, donde destaca Trastín; el señor Oso Polar; y el Reno Jefe, junto con los demás renos (cada uno con su nombre).



Cada cual responde a la petición de P. N. de intentar enviar algo para Vera (en busca del juguete que no pudo descifrar por las quemaduras del papel), aportaciones que irán apareciendo bajo cada una de las solapas. Con todo ello la niña sabrá sacar partido resultando todo genial, aunque al final… Divertida solución que volverá a complicarse porque la siguiente petición también viene incompleta.



Dibujos geniales; composición y montaje geniales; un poquito de angustia en el cuento por la falta de tiempo que le queda a Papá Noel para conseguir el regalo, pero que hará que todo resulte más explosivo y divertido al final; y unos colores genialmente vivos para un libro con vida durante todo el año.


miércoles, 11 de agosto de 2021

OK, señor Foster (R)

 De Eliacer Cansino. Colección Alandar. Editorial Eelvives. IX Premio Alandar. 

Los protagonistas de las obras de Eliacer Cansino nunca lo tienen fácil. El mundo de su alrededor casi siempre duele y tienen que reinventarse a sí mismos para salir adelante.

Perico es un muchacho de Umbría (Huelva) que va a terminar en el libro muy distinto a cómo empezó. Como en el Juego de la Oca, iremos viendo su paso por las casillas del rechazo a una escuela que no le sirve, del primer amor y con ello los celos, del miedo y la admiración de héroes que se le derrumban, de las malas interpretaciones de una realidad nueva para él, del riesgo, del peligro, del éxito. 

Es decir, de las vivencias de un adolescente metido en una atmósfera viciada por el origen y la actitud de unos personajes muy carismáticos, desde el inglés que da nombre a la novela, al curtidor de pieles pasando por el sargento de la guardia civil. Y con ellos el padre, el amigo de Correos, la chica, el prescindible maestro y los falsificadores.

Un tablero pintado sobre las consecuencias de la guerra civil, con los recelos y rencores que dejó, las acusaciones y las rencillas (estamos en la segunda mitad de los cincuenta), pero a la vez con un deseo de superar todo eso, con alusiones a cuando hubo un pasado común de convivencia entre personas que luego se enfrentaron, con el propósito de iniciar una nueva convivencia.

Secretos, peligros, referencias literarias y costumbristas y, esto es muy importante como mensaje a los jóvenes, todo un ejercicio de reflexión sobre el papel de la prensa y la necesidad de honestidad en la misma.

Con este describir de emociones, de sentimientos, de intriga, con estos personajes y con esta buena literatura de la mano del escritor sevillano, no hacen falta móviles, tablets ni istagram, los lectores jóvenes (y más aún los no tan jóvenes) se dejarán atrapar por una novela que bien ha merecido el IX Premio Alandar.

Eliacer Cansino

Catedrático de Filosofía en un instituto sevillano durante muchos cursos, es un escritor sevillano que como autor se dedica principalmente a la literatura juvenil e infantil, en este orden, aunque con los libros de Anaya de “mi primer”, sobre Velázquez, Bécquer y Da Vinci, ha aumentado mucho lo pensado para este público más pequeño.


A vueltas con las mentiras.
Otro de los temas tratados en el libro que me parece muy relevante es el de las mentiras, ese pozo en el que se cae cuando se dice la primera y para ocultarla se dice otra. Se forma una cadena que nunca termina bien y es interesante acompañar al protagonista en este "deterioro" hasta que decide romper con ello y dejar de mentir: ahí está la solución.


Marrón (R)

De Mar Ferrero. Álbum ilustrado. Editorial Edelvives. Zaragoza. 2020

Una disparatada, divertida, entrañable, tragicómica y original aventura (aunque ya haya historias con grandes mascotas) que nos invita a releerla y seguir descubriendo los muchísimos guiños que la autora va colocando en cada página.

Porque una cosa es la ilustración de lo narrado en el texto, la imagen destacada, y otras las historias y efectos paralelos que se producen como consecuencia de lo primero, que aparecen en esos dibujos del fondo y que tantas cosas cuentan. 

Tal vez esto sea lo más divertido, desde descubrir de quién son las babuchas que han dejado al perrito en la puerta, hasta qué va a pasar con la cría de gallinas, toda una invitación a volver a empezar.


La autora juega hasta con el nombre, ya que Marrón puede ser acertado por el color, pero lo es más por “el marrón” que se les viene encima. Lo más importante es el cariño y el respeto por su mascota que les hace “apechugar” (ja ja, eso vendrá al final) con las consecuencias de haber acogido a una mascota de ese ¡tamañazo!

Unas deliciosas ilustraciones que podrían ser una de las respuestas a aquel otro divertido y disparatado libro de Stamm y Bauer “¿Por qué vivimos a las afueras de la ciudad?”.



 

Jack Wolfgang. La entrada del lobo (R)

Guion de Stephen Desberg y dibujos de Henri Reculé. 


Un personaje que pretende quedarse con más entregas en el mundo del cómic: ya van tres álbumes en Francia, aquí este es el primero. Un lobo en un mundo de humanos y zoomorfos con dos facetas: por un lado, crítico culinario, y por otro agente de la CIA.  Esto le va a permitir investigar sobre un oscuro mundo que se oculta tras el “qwat”, la mezcla secreta del tofu que satisface a herbívoros y carnívoros permitiendo así esta particular coexistencia. Aunque se observa un status superior de humanos sobre animales.


Una trama con espías y asesinatos pondrá en movimiento al chef y crítico, en su papel de agente, hasta dejar el caso cerrado en manos de los jefazos de la CIA. “¿Cerrado?”, más bien tapado porque actuar con justicia sería atentar contra el orden establecido y mejor dejar las cosas como están. Este es el contenido a grandes rasgos: aventura, intriga y vapuleo a la ética (que no queda muy claro si pretende denunciarlo o que sea aceptado).


En cuanto al dibujo es difícil de valorar, porque si lo comparamos con el Blacksad de Guarnido (inevitable desde que se ve la cubierta), la verdad es que el lobo se queda en cordero. Sin embargo, la composición, el ritmo narrativo (a veces acelerado) y la construcción de personajes, así como los espacios y los decorados, son lo suficientemente acertados como para tener ganas de leer los siguientes títulos.


A la izquierda Jack de Reculé y Desberg. A la derecha John Blacksad de Canales y Guarnido.


martes, 10 de agosto de 2021

Cosas nuestras (R)

De Ilu Ros. Editorial Lumen. Grupo Editorial Penguin Random House. Barcelona. 2019.


Con este libro podría hacer como con otros de los que hay muchas críticas en la red, remitir a ellas y dar solo dos o tres opiniones personales. Pero es que me ha gustado “más que mucho” y querría hablar de él por si puedo enamorar a gente para que lo lea. No obstante, paso dos enlaces de vídeos muy cortos que nos pondrán en situación:

                   Promoción editorial                                Palabras de la autora 

Lo primero que quiero apuntar es que no es una novela gráfica, como se entiende en el mundo del cómic que es donde nace el término. No por tener textos y dibujos va a serlo. Porque no hay viñetas, no hay bocadillos, no es la imagen la que domina y subordina al texto, cada uno tiene su momento y a veces lo tienen a la vez. Porque la ilustración en muchos casos no ilustra al texto, sino que cuenta por sí sola (esa abuela agachándose, que nos dice cuánto le cuesta ya). Y también hay texto que discurre sin tener que tener ilustración alguna. Porque, aunque sea una suma de textos diversos, donde se mezclan la crónica, el ensayo, la narrativa mediante el diálogo, los textos externos asociados, las reflexiones a modo de diario, … el libro es una suma de todo ello, pero no como pastiche sino algo muy bien diseñado, engarzado y armónico.


La primera página solo contiene una pregunta de la madre a la hija, y la respuesta de esta, que da lugar al título del libro. Aquí queda definido todo lo que vamos a ver y disfrutar a continuación: el conflicto generacional está en dos generaciones seguidas, padres e hijos, pero si nos saltamos un paso no solo puede haber comunicación intergeneracional, sino que según la autora hay que ponerse a ello: “Déjate de Instagram, habla con tu abuela”.


El diálogo con la abuela va a servir como crónica de una época, la de su tiempo de joven, donde se refleja la emigración, la pérdida de raíces que esto suponía (ya que le hacía sentir como extraños en Francia y en España), el trabajo en el campo, el papel de la mujer, el escenario rural con su dureza y su amabilidad … pero, a la vez, comparando en paralelo con la situación de ahora, de los jóvenes y su migración, con la llegada de extranjeros, con la falta de trabajo e, inevitablemente, con el espacio urbano que el lector irá comparando al observar las ilustraciones de esos espacios abiertos, esos árboles, esa casa.

A su vez, y este es el detonante de la conversación, la comparación entre “aquellos” artistas y estos artistas. Con esos gustos por las cantantes de copla de los que la abuela le cuenta a la nieta algunos aspectos de interés de sus vidas y algún que otro “chisme”, la escritora hace una revisión del papel de estas en el franquismo, mostrando sus rebeldías, sus dificultades, sus rivalidades y, en el caso de Miguel de Molina, incluso su exilio. Por otra parte, pone en valor a cantantes actuales analizando sus trayectorias y el sentido y valor de su música.


Pasando a la parte visual, esta va a ser la que sitúe al libro como una obra original, que atrapa, que tiene una personalísima impronta y que hace convivir diversos estilos para diferenciar los momentos y el papel de cada mensaje. Por un lado, está la tipografía de cuando abuela y nieta hablan, que va a ser manuscrita, incontrolada en la superficie de la hoja, como palabras dichas que caen en el papel, con dos colores uno por personaje. Sin duda están hablando. Pero esa tipografía se vuelve “romana” cuando la autora presenta datos, reflexiona, coloca cosas en su sitio.


En el aspecto plástico, la autora va a mostrar una versatilidad importante para situar los distintos aspectos que quiere contarnos. El dibujo de la abuela y sus enseres, y el de sí misma en un ejercicio de autorretrato divertido, es un mundo orgánico, amable, con un contorno y zonas definidas que luego reciben líneas que rompan la posible frialdad de la línea clara, unas sombras o unas arrugas, que además son señas de identidad en esta autora. Las alusiones al pasado en dibujos de fotografías en blanco y negro (gris) son contundentes, pedazos de una realidad que fue en un instante que quedó grabado, pero sin que aparezcan las caras de las personas “retratadas”, podrían ser tus abuelos o nuestros padres (según las edades de los lectores, claro). Los paisajes, pertenecen a esos dibujos de libro de viaje, donde el artista se sienta a mirar y le resulta imposible no añadirle sentimiento a lo que ve, a lo que dibuja, y quedan cálidos, llenos de verdad. Los retratos de las folclóricas, caminan entre lo realista, ya que se les puede reconocer sin esfuerzo, y el arte pop, por la profusión de colores, lo impactante visualmente, lo exagerado de la pose …


Y todo sin una línea recta, desafiando al patrón estándar, con la hoja de color crudo, con una paleta de tonos pasteles donde un frecuente ocre nos recuerda a ese sepia con el que se vira al pasado. Pasado recogido en las portadas de revistas que reproduce pero, sobre todo, en tanto objeto cotidiano que podrían quedar en el olvido: el platero y el recogedor de madera, el salero de pared, la cerámica, la caja de cerillas, la persiana, las sillas de enea, el asador … y, cómo no, esos pasos para despiezar un pollo.


¿Y a dónde quiero llegar con todo esto? A recomendar su lectura a todo el mundo pero especialmente, en este blog, a los jóvenes, chicos y chicas que tal vez tengan una conversación pendiente con sus abuelos antes de que los pierdan. ¿Y algo más? Pues sí: que tengo que hacerme con el nuevo trabajo de esta autora porque promete mucho.






lunes, 9 de agosto de 2021

Las cosas de Lota: “El misterio de la flauta mágica” (R)

 De Alice Pantermüller y Daniela Kohl. Colección Las cosas de Lota. Editorial Bruño. Madrid. 2015.



Uno de esos libros del nuevo lenguaje verbo-icónico que no es texto ilustrado, que no es cómic, que no es ejercicio de imprenta, pero que se queda con todo lo anterior y da lugar a este tipo de narrativa gráfica que, realmente, está haciendo lectores por su forma de contar.

Efectivamente, en cualquier caso, tienen un libro en las manos y de “muchas” páginas (más de ciento cincuenta); se lee con mucha facilidad: el texto se interrumpe a cada poco con lo gráfico apoyando mucho la comprensión; visualmente la página es muy “descansada”, no es una mancha de texto sino algo muy dinámico; y, lo más importante, el texto ha de ser leído para saber también por qué están ahí esos dibujos, esos emoticonos, esos cambios de tipografía (tamaño, fuente y forma), esas onomatopeyas, esas metáforas visuales … que de todo hay.


Además, el diseño de la cubierta es muy moderno, muy atractivo para niños y niñas que se inician con estos libros; las hojas son algo más gruesas de lo normal, dándoles también en eso facilidad para pasar la página y viendo cómo a poco de empezar “ya van bien adelantados”; las guardas tienen una presentación dibujada de los personajes que también es facilitadora de lectura; y, en fin, unos personajes muy reales con sus meteduras de pata, sus antojos, sus enfados, sus risas, su vida tan verosímil para lectores que empiezan a leer con autonomía.
Los otros títulos de la colección

En cuanto a la temática, las peripecias de Lota no llegan a la aventura de Pipi Lamstrung, a la magia de Matilda, ni al candor y tragicomedia de Heidi, … pero están ahí: con toda su actualidad, las peleas con sus hermanos, la sofisticación de la madre, lo “normalizado” del padre (maestro), la rivalidad con la amiga, y su imaginación que de todo hace una lectura muy suya. Su popularidad en Alemania le ha llevado al cine.






Huellas de carbón (R)

De Daniel Hernández Chambers. Colección Alandar. Editorial Edelvives. Zaragoza, 2021.


Nunca olvidaré la lectura de Drácula, de Bram Stocker. Entre otros motivos por la diversidad de subgéneros literarios que guardaba la novela: las cartas, el diario, el cuaderno de bitácora del capitán del barco, la narración omnisciente. No llega a tanta variedad esta novela de Chambers, pero juega con ello y es un magnífico acercamiento a esas posibilidades que nos da la literatura. 


Comenzamos con una comunicación en redes sociales (luego dirá en cuántas las ha puesto), ahí, de golpe. Luego comienza el libro que subdivide en cuatro partes. La primera es solo un capítulo donde la joven rusa nos habla en primera persona del “diario” que le ha dado su abuelo encontrado hace tanto tiempo. La segunda es la transcripción de dicho diario, escrito por tanto también en primera persona, donde es un chico alemán el que cuenta el día a día. La tercera, entendiéndose que la chica escribe un diario, la forman las hojas en las que habla de los contactos virtuales con el nieto del autor del diario, incluido la última en la que ya ha vuelto del encuentro para darle el diario, y todo expresado en presente. El último capítulo es un flashback para contar dicho encuentro, y por tanto escrito en pasado.

El libro es sobresaliente también por contar la historia de las víctimas, de los que pasaron con penas y sin gloria: esa parte del pueblo alemán al que las locuras de la guerra se le vienen encima sin las intenciones de conquista que llevaban sus gobernantes; esa parte del pueblo ruso, soldados, que no participaron del saqueo, abuso y muerte con que arrasaron cuando ya volvían como victoriosos. 


Además, el diario de Adler recoge ese momento de miseria del pueblo, arrasado y desvalijado, donde cualquier cosa que se encuentra es un tesoro y Chambers coloca como enorme tesoro una biblioteca, oculta, que habría sido el refugio de libertad y fantasía del grupo de jóvenes que en ella se reúne, donde leen o escuchan a uno de ellos leer.