miércoles, 28 de junio de 2017

Libros con orgullo (II)


Ahora una entrega en la que ponernos críticos ya que, en general, cuando se hacen libros pretendidamente literarios con una finalidad educativa, estamos mezclando dos funciones del lenguaje, la estética y la didáctica, algo así como las fábulas. Y, cómo estas, los productos no suelen ser brillantes.

Efectivamente, si se quiere escribir una historia como herramienta pedagógica, hay que tener mucho arte para hacerlo bien y que no se note y, por supuesto, si es para niño y va ilustrada, el o la artista elegido tiene que ser de categoría.

Lo que quiero decir es que muchos de los libros que nos plantean nuevos modelos de familias, relaciones de personajes del mismo sexo, personajes trans, defensa de la mujer, contra el acoso,... suelen poner su empeño en el mensaje y olvidan mucho de lo demás, por lo que gran parte del material no es muy bueno que digamos y termina perdiéndose sin conseguir su objetivo.

Es igual que cuando hacen un libro para explicar el funcionamiento de un servicio con una historia, por ejemplo el cómic de Correos o el libro de los aeropuertos: o la ilustración es pésima, o la historia no encaja o la maquetación y diseño del libro son de uno de contenidos con texto narrativo.

El libro "El Príncipe Enamorado" de Carles Recio y Enrique Hurtado, publicado por La Tempestad, nos cuenta la historia real del amor del prícipe Jaime, hijo del Rey Jaime II, por su sirviente con el que se escapa.


En un intento de "adecuar" la historia a un público infantil, se lía con brujerías y demás que terminanan haciéndola inverosímil y las ilustraciones son de un nivel de inicio que no acompañan para creerte nada de la historia.


Otro frente lo tenemos en biografías adaptadas en las que casi nunca se entra al trapo del tema pero se insinúa algo. Volvemos a lo mismo: hay que cuidarlo todo, no solo la intención de lo que se quiere comunicar.


Y luego está la reivindicación como persona por experiencia propia o como miembro de colectivo.


Como los libros de la colección "A favor de las niñas" (Dalla parte della bambine, entre 1975 y 1980), de Adela Turín, con los buenos lápices de Nella Bosnia, donde las historias eran un tanto forzadas y los pequeños lectores no terminaban de encajarlas (lo digo por experiencia personal). Siempre se dice lo mismo: "son buenos para trabajar la coeducación", luego parece que pensamos más en manuales que en cuentos divertidos y con mensaje.

"A favor de las niñas", una reflexión sobre coeducación e igualdad

Igual pasa con las novelas para adolescentes, oportunistas que escriben medio panfletos y que no llegan a la calidad suficiente para considerarlos.

En la próxima entrega, hablaremos de lo que sí mola... y mucho.




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