jueves, 4 de mayo de 2017

Cepillo (R)


De Pere Calders. Il. Carme Solé Vendrell. Ed. Kalandraka. Pontevedra.


Inevitablemente, al encontrarte con un álbum ilustrado por Carme Solé Vendrell  de principios de los ochenta, se te vienen al recuerdo todos sus “niños” a la vez, los de esos libros editados por Hymsa que dieron a nuestra biblioteca de aula un brillo muy especial. Y con ellos los cuadrados de la Editorial Parramón que siempre querían enseñarnos algo. Todos tenían ese aire de pepones y una historia triste que luego terminarían viendo la luz. Eso era lo común. Pero había muchas diferencias según quien fuera el autor del texto (en algunos casos la propia ilustradora) y en qué contexto se desarrollara la historia.


Cuando nos ponemos ante este libro, Cepillo, vemos que el protagonista es un niño sin nombre, solo con apellido. Es el padre el que “corta el bacalao” en todos los sentidos, y empieza quitándole a su hijo su mascota, su perro Turco. No creo que ni el nombre del perro (que se lo dan a la hija del jardinero) sea casualidad. Solé Vendrell está dibujando a la burguesía catalana del cuento de Pere Calders y sabe colocar el chaleco, el flequillo peinado, la cenefa en la pared del dormitorio del niño, los macizos de flores,… ¡Que diferencia con la casa de Juan!


Y esa sobriedad de relaciones, descafeinando el afecto, produce soledad. El pequeño Sala busca un amigo que cubra esa soledad y, si en otros cuentos es un amigo imaginario, él lo encuentra en un cepillo. Cepillo que cobra vida, pero solo para él, sirviendo de burla para sus padres. Sin embargo el asalto del ladrón y la reacción de Cepillo mordiéndole defendiendo al Sr. Sala, hará que se establezca otro vínculo en la familia con una imagen en la que todos están muy juntos y el niño echa el brazo por encima del padre. La imaginación infantil llega a contagiar a los adultos, es solución de sus problemas.


Aunque con sus dudas. El Sr. Sala decide hacerle una caseta a Cepillo con un letrero encima que diga “No es seguro que lo sea, pero merecería serlo”.

A su manera es una historia que camina entre el texto realista y el cuento fantástico, consiguiendo una difícil verosimilitud, donde la alegría, la ingenuidad y la inteligencia del niño van a ser los engranajes para que funcione la maquinaria de la historia.



Una historia firmada por dos de los autores más reconocidos y premiados de la literatura catalana: Pere Calders y Carme Solé.


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