sábado, 23 de abril de 2016

ABECEBICHOS (RR)

De Daniel Nesquens. Il. de Jacobo Muñiz. Ed. Anaya. Madrid.

     Hay, prácticamente, un subgénero muy especial en la Literatura Infantil y Juvenil que son los abecedarios: para mostrarnos animales, para mostrarnos personajes, para jugar plásticamente con las letras en ese orden tan arbitrario que hay que terminar aprendiendo y que hace que muchos de estos libros abecedarios tengan una finalidad didáctica o al menos de ayuda escolar.

     Sin embargo varios artistas han demostrado el valor de jugar con el lenguaje a partir de este resorte alfabético y crear trabajos magníficos, bien en lo literario, bien en lo plástico o bien, como en este caso, en ambos campos.

     Nesquens de imaginación y sentido del humor va sobrado, de donde toma una buena dosis para construir una historia (o montones de ellas a la vez) en la que dos personajes (los profesores Nemo Calypso y Nautilus Cousteau) viajan por el mundo observando desde su basticafo o al ladito de ellos, a un rimero de animales que, ¡vaya!, se nos van presentando por orden alfabético. Y como texto lo hacen de la siguiente manera: un adjetivo, un sustantivo (el nombre del animal), un verbo y un complemento… ¡todo con la misma letra! Así encontraremos “Bebés ballena bucean buscando biberones” o “Jóvenes jirafas japonesas juegan juntas”.


     Y así se va avanzando desde las avispas hasta los zorrillos, para que en una cuádruple página (se despliega la última hoja) asistamos a la “Gran Presentación del Atlas Zoológico Mundial” a cargo de los dos profesores y con la presencia de todos los animales que han desfilado por las páginas del libro. Apoteósico, sin duda.


  Y es que el ilustrador Jacobo Muñiz ha tomado el pulso a la perfección (a pesar de sus dudas y su autocrítica), incluyendo la letra de la que se trate en el propio cuerpo del animal que nombra, añadiendo unos elementos (círculos concéntricos, especialmente, nubes y fragmentos de personajes que ya han salido) que dan continuidad a unas páginas con otras a pesar del disparate que el escritor está poniendo en juego. El dibujo, que posee la frescura de lo espontáneo con un estudiado uso de los espacios que se ocupan y de la direccionalidad del movimiento que transmite, se completa con espacios tomados a modo de collage de fotografías de telas principalmente.


     Un divertimento asegurado en el que los lectores también podrán jugar a buscar más elementos cuyo nombre empiece con la letra en cuestión, dentro de la doble página asignada a cada abecebicho. Genial.

No hay comentarios:

Publicar un comentario