De pequeño, jugaba con una baraja de carta. Cada naipe era un personaje (no solo las figuras) y con ellos montaba una historia. Pareciera que a Marie-Laure Cruschi le hubiera dado por hacer lo mismo con las piezas del tangram.
La cosa es que tras sumergirse en todas las vertientes del color: su valor simbólico, social, afectivo, evocador, psicológico… y completar con ello el libro “Colorama”,
la diseñadora francesa asume un nuevo reto investigando a partir de las formas geométricas. Pero esta vez no con un análisis una a una, sino incorporándolas en una historia para encontrar sus posibilidades según la composición, según un papel a desarrollar, según sus relaciones… Así nace “Érase una forma”.
Y un cuento de corte tradicional puede contener todas las claves para ese fin: distintos arquetipos, distintas funciones, distintas tareas, personaje mágico, las prohibiciones y las hazañas… Por eso nada mejor que comenzar por “Érase”, esa fórmula de inicio que nos habla de un lugar y un tiempo al menos lejanos, por lo que pudo haber pasado cualquier cosa o, en otras palabras, un mundo donde todo es posible. Y he aquí que no se trata de una vez sino de una forma, de muchas formas, de formas geométricas rígidas, simétricas, regulares (y reguladas), que aparecen sola o que se combinan para más de lo mismo, tanto como para formar el paisaje, el castillo, las estancias… hasta que aparece el primer personaje disidente (en este caso mágico), aunque no sepamos si se trata de una bruja o un hada, o tal vez las dos cosas.
La historia funciona y es sobre todo por acogerse a esa estructura que viene de la tradición oral más antigua, pero también porque es un sabroso plato con más ingredientes. Como tal narración, está salpimentada con mucho humor, muchos gags, muchos guiños al lector que no podrá guardar la sonrisa hasta que acabe. Además, hay un aderezo importante y es una rima continuada y fresca insertada en la prosa, que le da un toque poético y una musicalidad muy agradable a cualquier paladar, sobre todo si leemos en voz alta.
El preparado coge su textura con una tipografía que “cumple con las formas”, en sus vertientes de variante de cuerpo normal a grande a enorme, de estándar a cursiva a negrita, cuando hace falta todo en mayúsculas, y si el significante tiene que temblar por lo que dice el significante pues también. Y si hace falta que sea blanco sobre negro para subrayar la solemnidad de lo que se dice… ¡hecho!
Además de jugar con el renglón corto, el mediano y el largo a todo el ancho, según lo exija la composición. Porque la composición lo es todo en el aspecto formal de este libro: dónde, cómo, con qué tamaño, junto a qué, por qué así o “asao”, este con este y con el otro, en pequeños cuadros, a toda página, blanco y negro, qué colores, a todo color… que no se olvide que hasta la tipografía y ubicación de la paginación están más que pensadas.
Y volvemos a la historia. Hay quien dice que es un cuento clásico buscando lectores modernos; yo creo que es un cuento moderno (porque no se puede separar de la imagen general que lo genera) que va a encontrarse con todo tipo de lectores: a unos le sorprenderá y atrapará el mensaje de rebeldía, a otros el humor, alguno habrá que disfrute con el aspecto geométrico, quienes encontrarán simbolismos arcanos y quienes gozarán con el minimalismo de la mayoría de las páginas. Es tanto lo que ofrece este libro que no hay público ni edad exclusiva a la que ofrecer. Incluso objeto de una exposición para observar sus elementos desde otra perspectiva.
Y podríamos seguir hablando tanto y tanto de este libro: esa secuencia del embarazo de la reina en siete viñetas; ese esconder a los hijos del sacrificio pensado por el padre, que nos lleva a la mitología; esa divertidísima expresión de “¡Era equilátera, la hija ideal!”; esa doble lectura según la perspectiva, de una misma realidad (págs. 12 y 20); esos homenajes a los cuentos clásicos… Ni contaros las veces que lo he releído
La autora, el coautor y la scout que llevó el libro a Barret
Algunos premios
La crítica dice:
En la página enlace de Piu Martínez se pueden encontrar muchas más opiniones, además de la valoración de la propia scout.
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