Con Sherezade se inician las historias en las que un poderoso piensa acabar con la vida de alguien muy vulnerable (en principio) y este va ganando tiempo con ingenio para atrasar el previsible fatídico desenlace, hasta el punto de conseguir desmontarlo.
Cuando se trata de comerse a la víctima, tenemos bastantes antecedentes. Ese distraer a la bruja con el hueso de pollo para que noche a noche creyera que Hansel sigue muy delgado, o esas recetas a base de ciruelas (e historias asociadas) de Crispín para el Ogro de Cornualles, o esas excusas del propio lobo para no comerse a la ovejita…
En “El banquete de los monstruos”, Emma Yarlett nos propone una historia donde el pequeño niño cazado por el monstruo ha de tirar de mucho ingenio para darle la vuelta a cada intento de guiso y seguir vivo un día más, metiendo al depredador en un viaje personal que lo cambia en todos los sentidos. Cierto es que su aspecto esponjoso y rosado no lo hace muy terrible, por lo que creerse que de ese primer momento en el que quiere comerse al niño a pasar a esa amistad cariñosa y cómplice va a ser muy bien recibido por los lectores.
Además, el libro tiene algunos extras muy atractivos. Por un lado, como ya hiciera en otros títulos (“Una carta para Papá Noel” que comentamos aquí), la autora incluye las cartas de respuesta a la invitación a la cena (que Monstruo hace a otros monstruos) en forma de solapas desplegables donde leer las sugerencias y gustos de cada futuro comensal. Por otro lado, el juego de tipografías para la narración general, reforzando ideas con el uso exclusivo de mayúsculas, y para las misivas que van variando según el personaje que responde, ¡incluso una con divertidas faltas de ortografía!
Y un pequeño remate contrastando la segunda de cubierta con recetas monstruosas (asquerosas e imposibles) con la tercera de cubiertas, donde las recetas son las que han preparado para la cena, ricas y apetitosas (y posibles, claro).
La autora
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