sábado, 8 de diciembre de 2018

Un amigo inesperado (R)

De Santiago González, texto e ilustraciones. 

Estamos de estreno con un autor que nos trae su obra desde Ecuador de la mano de estos atrevidos, más que tristes, “tigres sevillanos” (Editorial Tres Tigres Tristes).



Se trata del autodidacta Santiago González, aunque en ese aprendizaje por cuenta propia ha intervenido también su asistencia a cursos, seminarios y talleres que le han provocado especialmente el experimentar con las técnicas gráficas. De aquí un estilo que con sus influencias (reconoce las elegidas de Europa del Este y las naturales de Latinoamérica) va caminando hacia propuestas personales donde se dan dos factores principales: la adecuación de la opción plástica al contenido a ilustrar y el uso de técnicas mixtas, encontrando en esos complementos la respuesta más satisfactoria.



Así, en este “Un amigo inesperado” nos encontramos con un falso grabado y una paleta de color reducida, que nos van a llevar directamente a ese espacio entre rural y urbano (casitas campesinas pero numerosas y próximas) donde contarnos una historia universal, la de la amistad y su naturaleza imprevisible.

Y es que el niño protagonista, Guillo, que no se ve rodeado de otros niños, anhela por su cumpleaños un perro. Pero he aquí que lo que le regalan es ¡un gallo! Uno tiene en mente lo que espera de un amigo y no lo que este le pueda dar. Esto se lo va a poner en evidencia el cambio de animal con el que termina estableciendo otra relación, esa que es la natural entre el niño y el gallo. Por eso, cuando el gallo se va y viene el perro, todo deberá empezar de nuevo.



El autor se ha asomado en más ocasiones al mundo animal y a las relaciones con los humanos, un ejercicio de observación que le ha acompañado desde que en su infancia recibieran, en la familia, animales como regalos en pago por los trabajos paternos.



Un largo periodo como ilustrador en libros de textos, diseño gráfico, cartelería,…hasta llegar a la ilustración literaria, a lo que encamina toda su producción pasando así a un trabajo independiente en el que cada vez más se dedica a la tarea completa del libro, ya que este artista considera que “lo más beneficioso de conjugar las dos artes es que he podido mantener un tira y afloja saludable entre palabras e imágenes en beneficio de la historia. Las negociaciones dentro de uno pueden ser quizás más llevaderas que lo que sucede entre dos autores, y el doble reto puede ser muy gratificante, aunque signifique más trabajo y responsabilidad”.



Negociaciones que resultan muy fructíferas para “Luciano, el gusano”, que ha conseguido varios premios, y para “Un amigo inesperado” con el que entra en el mercado español. Un libro lleno de emociones y movimiento;  que se expresa en blanco y negro, con el verde para la vegetación y el naranja para resaltar a los personajes; con la línea gruesa y la “suciedad” que caracterizan al grabado que imita; y un fondo de humor y ternura que hacen que el libro resulte delicioso. Y es que parece que la cercanía sonora entre Guillo y gallo lo es más que la de Guillo y perro aunque “quién sabe: puede que este cachorro, como gallo, no lo haga tan mal”. 



Hay un guiño con el dibujo de Guillo en la fachada de su casa para hacernos pensar que las guardas del libro han sido “pintarraqueadas” por el propio Guillo. Otra oportunidad para mostrar la versatilidad del autor del que se pueden encontrar obras surrealistas o realistas, o lo que es lo mismo ir de la fantasía a la imagen casi fotográfica, y al revés.

 

Bienvenido, pues, Santiago González y esperamos muchas propuestas más, especialmente las que unan los papeles de ilustrador y escritor, en las que siga trabajando con éxito la conjunción entre la elaboración de imágenes y experimentación de técnicas, con aquello que quiera transmitir, los mensajes. Intenciones que podemos escucharle en este vídeo de la Red de ilustradores de Ecuador.


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