domingo, 17 de enero de 2016

Billie B. ES FANTÁSTICA (R )

De Sally Rippin. Il. Alejandro O´Keeffe. Col. Billie B. Brown. Ed. Bruño. Madrid.

Dentro de la oleada de libros modernos que forman colecciones alrededor de un personaje, especialmente de un personaje femenino, me ha gustado mucho la serie de Billie B. Brown por muchos motivos: la protagonista es auténtica, real, una niña de verdad sobre la que las lectoras se proyectarán perfectamente; dirigido a primeros lectores, las oraciones son simples, lo que les permite una lectura rápida; las ilustraciones (ajustadas en la versión española con una exitosa elección de “O´kif”) se hacen entrañables completando la descripción del personaje muy ajustadamente; la inclusión de dos historias cortas por libro en vez de una larga; las tapas duras que le dan cuerpo... en fin un 10.



Vayamos por partes. Billie B. Brown es un personaje creado por la australiana Sally Rippin, escritora para pequeños y adolescentes que se acerca al medio centenar de libros publicados, especialmente series (alrededor de distintos protagonistas). En la que tenemos aquí, además de la niña están sus amigas pero especialmente Jack, su mejor amigo, lo que da un ambiente muy compensado para ser una lectura atractiva para chicas y chicos (aunque tal vez más para las primeras).



En su publicación original en Australia, las ilustraciones corrieron a cargo de Aki Fukuoka, un ilustrador que impregna sus dibujos de ángulos dando cierta aspereza al conjunto, cuando el personaje es de una enorme amabilidad. Además le adjudica una delgadez extrema haciendo que Billie resulte innecesariamente cabezona. Por eso creo que el ejercicio de Bruño de cambiar al ilustrador, eligiendo al argentino Alejandro O´Keeffe es un gran acierto. Si bien mantiene la misma delgadez en los personajes, sus formas más redondeadas y la atmósfera humorística (de la que el dibujante tiene gran experiencia), dan más amabilidad y armonía a los personajes que quedan algo más infantiles, pero no hay que olvidar que son libros para primeros lectores.

(A la izquierda el de Bruño por O´Kif y a la derecha el de H.G.Egmont por Fukuoka) 


La maquetación del libro es lúdica: la numeración de página está acompañada de florecitas, aparecen palabras destacadas en otro color para darles más intensidad a su significado, a veces aparecen ilustraciones de objetos entre párrafos, otras páginas están ilustradas a sangre y un óvalo central en blanco recoge el texto, las onomatopeyas -en colores- se “mueven” en las páginas, la letra es grande y el interlineado muy generoso. Todo esto es un diseño perfecto para que la lectura sea muy atractiva y cómoda.



¿Qué se pierde con esa traducción del dibujo? Pues que en el acceso a la web de Billie ya no cabe la identificación con el personaje para los juegos que se proponen y la consulta de títulos. Además la editorial española se queda sin poder dar salida al merchandising que sobre la serie se ha montado.

¿Y el contenido? La autora diseña un personaje para quienes “no gustan de princesas ni de hadas”. Billie es una niña real, a la que le surgen situaciones divertidas, preocupantes, de susto, de enfado, conflictos... para todo hay que buscar soluciones y Billie y Jack saben salir siempre airosos. El juego empieza siempre con la B de su sobrenombre: ¿es la abreviatura de qué? En cada historia va a proponer que sea de algo distinto: de Buena, de Bastante mayor, de Bailarina,... Luego las historias discurren muy fluidas, sin artificios, siempre alrededor delas emociones, los párrafos están formados por una sola oración (simple o compuesta) formando capítulos casi siempre de una sola escena. No pueden perderse.

Y, a diferencia de los libros australianos, los de Bruño son dos títulos por cada libro y la edición con tapa dura y cubierta a todo color y cada uno distinto hacen que se quiera tener toda la colección.

Pues estará bien tenerla en la biblioteca personal y en la biblioteca del colegio.

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