Cuesta trabajo escribir sobre el tema. No porque sea algo que suena a nuevo, que no lo es, sino porque suena a mentira, a vuelta atrás, a falta de honestidad, a intolerancia, a falta de rigor, a ignorancia, a abuso de poder, al deseo de pisar los derechos de otros... a fascismo.
Evidentemente me refiero a las prohibiciones culturales a las que estamos asistiendo en general y a la de los libros infantiles en particular.
Me avergüenza ver a una niña pequeña cantando "María de la O", repasen la letra, y a nadie (ni a sus padres, ni a los que ganan dinero con ello ni al público que le aplaude), se le ocurre decir que es una barbaridad que una niña cante esta historia. Pero sí hay quien piensa que un libro en el que se cuenta una realidad, por otra parte amparada por la ley, que puede servir para que alumnos de una clase conozcan cómo vive una compañera, lo acepten y no se genere bulling, al no ser la realidad que a ellos les gusta hay que prohibirlo.
NO ES NUEVO
No es algo nuevo ni local. Miren lo que contaba una tira de Peanuts de ¡¡1972!!
La censura no es nueva y recordemos que tiene dos manifestaciones: por un lado los libros que se prohíben o recortan, y por el otro el producir, proporcionar y promover otros moralizantes, llenos de prejuicios, castrantes, que niegan la realidad y ofrecen una sociedad estereotipada donde no tienen cabida las realidades alternativas que a los conservadores molestan.
Si en mi infancia no había libros de María Teresa León o Antoniorrobles, sí los había de Pemán o de Serrano de Haro. ¿Les gustaría una vuelta atrás?
MENTIRA
Cuando no se cuenta toda la verdad de alguna forma se está mintiendo. Cuando en los libros todos los niños y niñas protagonistas tienen un papá y una mamá que se quieren (o que incluso los abandonan en el bosque, o que los mandan bien lejos a casa de la abuela, o…), no están contando todo lo que pasa. Sí les cae bien (a estos nuevos censores, me refiero) los niños adoptados, especialmente si son “chinitos” (moros no, sin pasarse), o padrastros y madrastras para representar a los malos alejando así la maldad de los padres biológicos, aunque la haya.
No digo que haya que asustar a los niños diciendo que su padre puede abusar de ellos o que su madre puede abandonarlos (realidades, tristes), pero sí digo que si en algún libro aparece esta temática es que autor y editor (o autora o editora, claro) han encontrado viable esa historia y debemos presuponer su calidad literaria, que es en lo que debemos fijarnos. Igual el hablar de la masturbación, la hija de un cura, el adulto que abusa de un niño, el hijo fuera de un matrimonio, el novio de la madre, el dolor del exilio… todas esas realidades de las que hay que hablar, sabiendo a partir de qué edad y con qué tratamiento se hace.
Algunos de estos magníficos libros podrían sufrir un tijeretazo o llevarlo a la quema directamente si por ellos fuera.
VUELTA ATRÁS
Eran los años sesenta. En unos libros de texto nuevos que sustituían a las enciclopedias Álvarez, aparecía una vaca con un ternero en su vientre. Era la primera vez que se hablaba de reproducción. Venía a explicar el nacimiento de los mamíferos y con ello el de las personas. ¿Pero cómo salían los niños, por dónde? El maestro no quiso responder porque no sabía si podía hacerlo, había que preguntarle al cura. Lo hice y me tuvo media hora de rodillas rezando por haberle hecho esa pregunta indecente.
A pesar de ese paso, la definición y el concepto de familia seguía siendo el mismo: “(…) agrupación con los padres, hijos y a veces abuelos, tíos, primos, etc. Toda agrupación para conseguir sus fines necesita de un jefe. El jefe de la familia es el padre. Como tal, trabaja y manda (…)”. Igual pasaba (¿y pasa?) con los libros de la Primera Comunión, con esas historias y lecciones y órdenes… ¿Todo eso no era adoctrinamiento, manipulación, exceso de fantasía y un largo etcétera? Los que siguen sin condenar el franquismo estarán completamente de acuerdo y añorarán una vuelta atrás.
FALTA DE HONESTIDAD
Si se es sincero con uno mismo entonces se reconoce el pasado, se reconoce el propio aprendizaje, se reconoce el entorno próximo, se reconocen las experiencias propias y de los de su alrededor y entonces no se tiene derecho a prohibirle ese acceso y esa realidad a los demás. Lo que no quita que deba ser en las mejores condiciones.
En encuestas realizadas sobre el aprendizaje personal en lo relativo a la sexualidad, la gente habla de lo que les contaron en la calle sus amigos y amigas, de cómo “malaprendieron” montones de cosas, de cuántos prejuicios se iniciaron con ello. Ahora se les quiere proteger de todo con el silencio, en vez de con una educación sexual integral (ESI), pero se les permite el móvil como regalo de Primera Comunión en el que un porcentaje elevado (al menos de varones) terminan viendo algo que no está pensado para ellos. A los estudios me remito, que si es a mi experiencia como docente digo que el 90 % del alumnado de 12 años ha visto pornografía.
Muchos adultos, sin embargo, hablan de sesiones de educación sexual en el colegio, donde vieron libros como “¿De dónde venimos?”, “¿Qué me está pasando?” y “Aún no queremos ser padres”. Fueron repartidos por las bibliotecas escolares de muchos colegios por el entonces Ministerio de Educación de UCD. Contenidos muy explícitos muy bien tratados y con ilustraciones realistas pero humorísticas, se ponían al alcance de todos. ¡¡Año 1980!! Hoy, por lo visto, serían impensables.
¿Qué diría quienes han denunciado el libro “Cuéntamelo todo”, de Edictorial Takatuka, por presentar “penes de hombres adultos” y considerar el libro pornográfico (ilustración de la izquierda) si vieran en el colegio de sus hijos los cambios en la adolescencia de “¿Qué me está pasando?”, libro de hace CUARENTA AÑOS (ilustraciones del centro y derecha)?
IGNORANCIA
¿A quién han preguntado para considerar esos libros peligrosos, perjudiciales para la infancia? ¿A psicólogos y pedagogos y médicos y docentes… capacitados y apoyados en los estudios actuales y en la ciencia o a quienes consideran que el Vaticano es muy moderno? Hay realidades que no se pueden negar, y si se niegan seguirán ese curso de comentarios clandestinos que no controlaremos y que generarán todo tipo de situaciones casi siempre negativas.
Si no se admite que un niño pueda tener dos madres y se prohíbe hablar de ello o se inculca que es una aberración, cuando se lo encuentren (por ejemplo, un compañero de clase) se generarán burlas, rechazos y quién sabe. Es como seguir situando la homosexualidad como enfermedad y provocar el rechazo y el acoso y la burla y el escarnio y las agresiones por parte de los que han recibido esa instrucción. Podría ser que un libro donde se cuente esta realidad pueda ayudar a comprender al otro, a generar empatía, a ver qué se puede estar gestando bajo ese dolor. Pienso que los niños y niñas que se suicidan por el acoso hacia su condición son víctimas directas de estos que siguen prohibiendo que se hable de estos temas con la naturalidad que requiere.
En una Junta Escolar de Texas un padre atacó este libro, “Flamer”, ya que no podía entender cómo este libro tan lleno de barbaridades y maldad estaba en las bibliotecas escolares. Sus argumentos eran claros: “Satanás gobierna el mundo. Satanás habla a través de algunos de ustedes, podrían ser algunos de estos miembros de la junta, podrían ser algunos de la audiencia”.
EL ABUSO DE PODER Y LOS DERECHOS DE LOS OTROS
Es terrible observar cómo hay colectivos que blanden como argumentos contra los derechos de las personas como si su ejercicio fuera obligatorio. Nadie manda a nadie a abortar porque exista una ley que lo permite, nadie obliga a una mujer a casarse con otra porque exista ese derecho legal. Quienes no quieran hacerlo pueden estar absolutamente tranquilos de que nadie les va a obligar a abortar, a casarse con alguien de su mismo sexo, a divorciarse, a terminar con su vida cuando el dolor y la proximidad de la muerte sean quienes controlan a un enfermo. Sin embargo, se echan a las calles para decir lo que no pueden hacer los demás, aunque sus derechos no vayan en contra de nadie. Eso sí, llaman niño a un feto sin formas, pero dificultan las becas de comedor para aquellos que pertenecen a una familia monoparental (¿Qué pasa con esto en Madrid?).
Basta tener poder para decretar contra los derechos de los demás. Qué peligro.
En 1976, “Un elefante ocupa mucho espacio”, el libro de Elsa Bornemann, fue elegido para integrar la Lista de Honor del Premio Internacional “Hans Christian Andersen”, otorgado por IBBY. Un año después era prohibido en Argentina por relatar una huelga de animales. El decreto, fechado el 13 de octubre de 1977, incluía también a “El nacimiento, los niños y el amor”, de Agnés Rosenstiehl, editado —junto al de Bornemann— por Librerías Fausto.
TRABAJO POR HACER
Como con muchas películas, lo que requieren algunos de estos libros es una lectura en compañía. O bien en la clase donde maestros y maestras establecen un coloquio con la lectura y van poniendo las cosas en su sitio, o bien en casa con algún adulto que pueda comentar y resolver las dudas que les surjan a los pequeños lectores y lectoras.
Y esto lo pienso no solo con estos libros que han tenido esta polémica, sino también con los del otro extremo, los que han querido quitar porque eran machistas. Lo mejor es leerlos y criticarlos si es que procede: lo cursi de esta princesa, lo pánfilo de ese príncipe al que se lo han dado todo hecho, lo incómodo de ese voluminoso vestido que no la deja cabalgar…
Pero, sobre todo, porque entre los libros pretendidamente progres se meten algunos de dudosa calidad, que no vamos a quemarlos por malos, pero sí a criticarlos, lo que hará que chicos y chicas sean más exigentes con el producto que consumen.
¿Es criticable el libro aquí presentado porque sea tan explícito al indicar por dónde nace la niña? No, sino porque la ilustración no es buena, no hay proporciones, no hay un contexto acertado, hay elementos distorsionantes que no aportan nada, pero pueden confundir: ¿Qué significa la vela? ¿Por qué el sándalo? ¿Por qué en el suelo? ¿Qué fiabilidad nos da quien asiste el parto en esa posición y ese parecer de que está en pijama? ¿Qué posibilidades tiene de nacer esa niña sin ser asfixiada por una vulva que de cerrada no se ve?, etc.
ALGUNOS ENLACES
Artículo sobre libros prohibidos por la dictadura argentina.
Artículo sobre el padre que denunciaba Flamer
Artículo de Wikipedia sobre ESI (Educación Sexual Integral)
Artículo de Román Belmonte en “Donde viven los monstruos”
Artículo en Colorín Colorado sobre libros prohibidos
Artículo en “El Español” sobre los libros que Vox quería retirar de la Biblioteca de Burriana
Vídeos ¿De dónde venimos? Y ¿Qué me está pasando? Se pueden buscar en YouTube.