sábado, 22 de junio de 2024

Feria del Libro de San Fernando 2024


Uno es del lugar donde vive, sin que tenga que renunciar a otros orígenes, cuna y vecindades. De Cádiz, de Jerez, un poco de Nueva Jarilla… y ahora de San Fernando. Y aquí que me voy a la Feria del Libro y ¡qué sorpresa tan grata!

En esa plaza espectacular que es la Plaza del Rey, donde se encuentra el Ayuntamiento, se ha creado un espacio entre los quioscos de libreros y entidades, la zona de lectura y la zona de encuentro con autores: sillas para el público y plataforma para los invitados.

Un lugar para desarrollar una programación que, ¡guau!, está dedicada a una librería local. Y es que la Librería Bozano ha cumplido 100 años de presencia ininterrumpida desde la pequeña tienda con la que empezó hasta el generoso local que es hoy en la calle Rosario y otro tanto de una sucursal en plena calle Real.




Por eso el día de la inauguración hubo un lugar importante, de una hora, para que Francisco García Barroso (titular actual de esta librería que cede su protagonismo a su hija Cristina) conversara con Juan Manuel Fernández, antiguo propietario de la Librería Manuel de Falla, en Cádiz, recién jubilado. Una charla amistosa, entrañable y llena de saberes alrededor del libro, que mantuvieron con la presencia de Daniel Heredia quien está coordinando todas las actividades de la Feria.

Entre la anécdota y la reflexión, la confianza en el futuro del libro, la relevancia cultural de las librerías, los recuerdos de tiempos difíciles, la importancia de “la mili” para la librería, el empezar limpiando cristales, el diario España de Tánger, los libros de la Editorial Losada, censura y quema de libros… y tantas cosas, con la complicidad de un público que respondía con sonrisas, emoción e interés, discurrió esta conversación que ponía un broche muy especial al día de la inauguración.




Al día siguiente comenzaban las mañanas, pensadas para escolares y con un espacio anexo al de la Feria, un lateral bajo unos toldos y con un montón de cojines para escuchar a un invitado de lujo: Pepe Maestro.

Esos espacios abiertos dan lugar a que haya más asistentes de los que están citados, y así se reunió medio colegio con edades muy dispares. Pero el escritor gaditano es un enorme comunicador consiguiendo la atención de todos: a veces, aunque algunos no pudieran seguir la historia contada, es el gesto, la entonación, un objeto y, sobre todo, su capacidad para conseguir que interactúen con lo contado, repitiendo coletillas o gestos y haciendo a todas y todos partícipes y protagonistas del encuentro. 

El profesorado que acompaña a este alumnado, al terminar, se va acercando poco a poco Pepe Maestro y le van agradeciendo su actuación y reconociendo su arte y habilidad para tenerlos atrapados durante el buen rato que emplea, incluidas las “prorrogas” que añade según las últimas peticiones de algunos de los asistentes.



Pero, sin duda, el fuerte de esta feria son las presentaciones de libros, a veces quien escribe con quien edita, escritor y amigo, escritora y conocedor de su obra… En forma de diálogos, con preguntas y respuestas, nos vamos enterando de las mimbres con las que está trenzado cada libro presentado.

Me ha gustado especialmente la del libro “Las muertes de Federico”, una obra muy particular que se pasea entre el ensayo y la literatura. Miriam García tuvo una presentación de la obra y del autor muy acertada ya que se posicionaba en lo que le había gustado provocando la intervención del escritor, Manuel Bernal Romero, que puntualizaba, contextualizaba, añadía, descubría y seducía al buen grupo de oyentes para la lectura de este libro.




Manuel Bernal es profesor de Lengua y Literatura y un investigador incansable de la Generación del 27. Tiene numerosos libros publicados alrededor de distintos autores, incluido Lorca, y llega a este título con una perspectiva muy interesante: darle cuerpo narrativo a cada una de las siete hipótesis sobre la muerte de Federico, de entre otras muchas que existen, de las que él cree que pudiera haber sido posible alguna de ellas. Y en una segunda parte del libro recoge testimonios sobre el poeta granadino por parte de un buen número de escritores y escritoras, con numerosas elegías de los mismos y textos en prosa que aseguran mágicos momentos de lectura.




Para colmo de buena e interesante presentación, el acto estuvo “ilustrado” con las intervenciones de Ignacio Pérez (canto y guitarra) y Mario Benicio (canto y recitado) que mantienen vivos los poemas de Lorca. Y es que de eso se trataba, como explicaba el escritor citando una reflexión de Pedro Salinas: quienes quisieron acabar con Federico García Lorca no pudieron, mientras ellos están “irremediablemente muertos” el poeta “salió vivo del crimen”. 




Y si Lorca estuvo vivo en esta Feria, no menos lo estuvo el poeta Miguel Hernández, a quien se le dedicó un magnífico homenaje. Hasta ocho personas participaron en ello con distinto papel dando lugar a una hora y cuarto de datos, conocimientos, emociones, reivindicación, literatura, música, dramatización, recitado… Todo ello a partir del serial de podcast sobre la vida y obra de Miguel Hernández, “Imagen de mi huella”, promovidos por Cadena SER en cuya web podemos encontrarlo. 

Se trata de un trabajo dirigido por el periodista Pedro Espinosa, quien lo ha traído a San Fernando en este formato pluridisciplinar, contando con la participación de Carmen Alemany (experta en M. Hernández y que clasificó los manuscritos que guardara y protegiera la viuda del poeta) y con Juan José Téllez, periodista y poeta y que fue comisario de la exposición que con este material y otros muchos ha recorrido distintos lugares del mundo. 


      


Con la fluida, precisa y acertada participación de Espinosa, que contextualizó y describió el podcast y daba pie a las intervenciones, ambos expertos contaron muchos aspectos sobre estos materiales, sobre la situación actual del legado del poeta, sobre datos de la vida del poeta y su esposa… que en distintas ocasiones fueron “revividos” con las lecturas de textos de forma dramatizada por Susana Rosado (como Josefina), Ángel Quiñones (como Miguel) y José Luis Suárez (como Vicente Aleixandre), mientras una delicada música los acompañaba de la mano y teclado de Benjy Montoya, autor de la banda sonora de este serial “Imagen de mi huella”.


          


Para remate final, Juan José Téllez eligió y recitó “Para la Libertad”, Carmen Alemany la “Elegía a Ramón Sijé” y Espinosa eligió las “Nanas de la cebolla” que, en vez de recitarla él mismo, le pasó el testigo a Amanda Real que cantó el poema acompañada por B. Montoya, terminando así con un encuentro que llenó todas las sillas preparadas para el público pero que también había formado un corro de asistentes que permanecieron de pie atentos ante tan hermoso, justo e interesante homenaje.




Hasta aquí mi crónica de esta Feria del Libro. Quiero asistir a algún evento de la de Cádiz, y luego pensaré en qué quitaría, qué pondría y qué cambiaría en un evento como este, que algunas ideas ya hay.




sábado, 1 de junio de 2024

¡Bienvenido a casa, CASTOR! (R)



Un álbum con muchas posibilidades, de la lectura al juego, de receptor a creador, de la diversión al aprendizaje… aunque esto último le puede un poco más de la cuenta. 

Como dice el propio autor, la llegada de los hijos y con ellos los libros infantiles, le empujaron a escribir uno propio que se vio seguido de un segundo (en esta misma colección) y luego un tercero. Si añadimos su afición al dibujo y su trabajo de arquitecto, no nos sorprenderá que este libro trate de las distintas construcciones que fabrican los animales como hogar.



Pero, junto a los distintos y variados tipos de casas, hay un hilo conductor a modo de viaje en globo y un sinfín de pequeños detalles (personajes, objetos, acciones…) junto a las construcciones, que invitan a jugar al veo-veo, a encontrar varios elementos iguales, a contar, a inventar historias para las acciones paralelas que se recogen en las ilustraciones…

Dice así la sinopsis: "Castor deja su casa junto al río para buscar aventuras. Cuando se pierde, Akita lo ayuda a encontrar el camino a casa nuevamente, pero ¿cómo es la casa de Castor? ¿Vive en un nido, colgado de un árbol? O en un escondite en ¿el fondo del mar? Castor y Akita parten en un globo aerostático para viajar por el mundo y encontrar el camino a casa”.



Pero, como apuntaba al principio, y tal vez por la misma paternidad que le motivó a hacer el libro, hay un fondo educativo que le pide ser preciso con los entornos, con las faunas y floras de cada uno de ellos y con los datos definitorios de cada construcción. De hecho, al final el libro ofrece un mapamundi en el que recoge los distintos puntos del planeta que han visitado con algunos datos más sobre los animales de cuyas casas ha hablado.



No obstante no es un libro de información dado que los personajes que aparecen muestran situaciones cómicas e inverosímiles que hacen de cada doble página una suerte de diversión asegurada, en la que echar un buen rato disfrutando de tanto detalle: abejas que llenan tarros de miel, termitas como policías de tráfico que dirigen la circulación dentro del termitero, o unos pájaros tejedores en bicicleta.



Así el libro va contando el viaje y las construcciones en una imagen por cada caso en página doble , completamente ilustradas, sin margen para espacios blancos. Tan llenas que no se echa de menos algún posible texto que, no obstante, está pero en un cuerpo de letra muy pequeño (para el tamaño de la doble página) y en forma de pareado más o menos acertado.



Porque un texto original rimado en un idioma, conlleva un trabajo extra en la traducción  que quiera mantener la rima en el nuevo idioma, sobre todo si tiene muchas condiciones puestas: el pareado son dos intervenciones, la del perro que pregunta al castor si esa es su casa y la respuesta del castor; en la pregunta ha de aparecer alguna característica de la casa que observan; en la respuesta tiene que aparecer el nombre del constructor. Por ello las rimas van de sonoras en consonante a muy suaves en asonante.




Insistiendo en la tarea de la traducción, aquí tenemos los dos pareados correspondientes a los dos casos anteriores en la versión de la editorial chilena Zig-Zag (que no acredita el nombre de quien traduce, probablemente porque sea un equipo de plantilla de la editorial).



Ya solo nos queda contar que el segundo título sigue las mismas directrices que este primero. Su reseña dice: “¡Conejito ha perdido su pato de juguete! Entonces con sus hermanos suben a su bote y se dirigen río abajo en busca del patito. Su viaje los lleva desde la cima de la montaña hasta el mar abierto, pero hay muchas otras aventuras para ti”. 



“Bienvenido a casa, Castor” ha sido premiado con:  Kinderboekenweek 2019 kerntitel Grupo 1&2 , en Países Bajos y  Leipziger Lesekompass 2019, selección oficial, en Alemania.

“A lo largo del río” ha sido premiado con: Lista de libros internacionales destacados de USBBY 2021 (EE. UU., 2021) y Finalista de los Kids' Book Choice Awards (Categoría Mejor libro ilustrado 2021)

Ambos se han publicado en conjunto en numerosos idiomas y les esperan nuevas traducciones para otros países que ya compraron sus derechos de publicación.




viernes, 31 de mayo de 2024

Un pez es un pez (R)

 



Hace algún tiempo dedicamos una entrada para hablar de tres álbumes de Leo Lionni junto con el libro autobiográfico “Entre mundos”.


Hoy aprovechamos la presentación de esta nueva publicación entre los rescatados por Kalandraka, para fijarnos un poco más en el conjunto de sus libros.

Lionni recibió en 1984 la Medalla de Oro del Instituto Americano de Artes Gráficas, aunque debería ser de las Artes Plásticas ya que también fueron destacados sus trabajos con distintos materiales dando lugar a esculturas muy interesantes. En cuanto a las técnicas empleadas para dibujar y colorear, probablemente no le faltó ninguna por trabajar de las que en aquellos momentos podía disponer: collage, estampación, coloreado a pastel y rotulador, aguada, fotomontaje… También experimentó con distintos tipos de papel y otros muchos soportes como telas, piedras, conchas, maderas…

Si bien se limitaba a un álbum infantil por año (pocas veces fueron dos), pudo experimentar con técnicas y materiales en muchos de ellos y así están el ratón Frederick, con papeles y cartones recortados, y  los pececillos que rodean a Nadarín todos clonados por la estampación, por poner dos ejemplos.


En el caso de “Un pez es un pez”, ha mezclado técnicas donde destacan los dibujos coloreados con acuarelas y pastel (tal vez incluso acrílicos) y las superficies con ceras sobre algunos materiales (se adivinan telas o rafias) para producir texturas diversas. En conjunto, un ejercicio plástico con un resultado que se mueve entre un planteamiento clásico y una impronta moderna que podría pasar por una obra absolutamente contemporánea. La primera publicación fue hace más de 50 años.


Pero si actuales resultan sus trabajos en cuanto al aspecto gráfico, más me lo parecen en cuanto al contenido, especialmente a la definición de los personajes.

Me preocupan ciertos libros modernos en los que se defiende que todo el mundo puede hacer de todo, en los que cualquiera puede conseguir lo que quiera con esfuerzo, o es con la ayuda de los demás solidariamente que logra lo que se proponía, que de por sí no entraba en los planes de la Naturaleza el conceder.

Leo Lionni presenta unos protagonistas muy carismáticos, que llenan las historias y a los que no les hace sombra la posible presencia del antagonista y que pone al resto de los personajes a su servicio para completar lo que nos quiere contar. Personajes hechos de argumentos y verosimilitud.

El escritor los sitúa, casi en todos los casos, buscando su identidad; los llena de curiosidad y de atrevimiento para querer saber, para querer descubrir; y nunca los castiga por ello (como ocurre en las fábulas clásicas). Solo que, al final, la solución está dentro de la lógica natural del personaje, sin aspavientos ni artificios. Sin milagros.



En el caso de “Un pez es un pez”, Leonni opta por dos personajes y ofrece así las dos vías por las que el desarrollo natural definirá el futuro de cada individuo. Por un lado, el llevar adelante esas posibilidades de transformación, de mejora, de búsqueda, de realización en empresas que uno se trace; por otro lado, el conocer los límites personales y no querer sobrepasarlos porque carece de sentido. Todo esto con la metáfora del renacuajo y el pez (en principio parecen lo mismo, el punto de partida personal), la evolución de uno hasta llegar a ser rana y el desarrollo del otro hasta –simplemente y nada menos- hasta crecer y asumir que cada uno es como es.


Nada más nos queda hacernos una pequeña lista para ir anotando los Leo Leonnis que ya tenemos y ver los que nos faltan. En este blog:




 

 

 

miércoles, 29 de mayo de 2024

La FLAUTA del sapo (R)

(Como siempre, para leer bien los textos de los recuadros, picar sobre ellos)


Hace un tiempo pudimos presentar este libro en la Librería Plastilina , acto que recoge en Instagram donde muchos seguidores pueden asistir a estas presentaciones tan frecuentes.

Y lo hacíamos de la mano de la antóloga que ha puesto tanto interés en este libro dada su admiración por el autor, diría que también por la editorial y, después de este, seguro que también por el ilustrador.


Vayamos por parte. Intentemos acercarnos a una línea del tiempo del escritor que presenta algunas discrepancias según las fuentes biográficas que consultemos.

(Para una apasionada reseña biográfica, este artículo de Alfonso López Alfonso en EL TOUS PA TOUS)



A la vista de estos datos y fechas, a la vista de su participación con la República en las Misiones Pedagógicas, se exilia porque de otra manera podría haberle costado la vida. De hecho, pertenece a esos inspectores de educación que tuvieron que hacer prácticas de maestro para tener un conocimiento auténtico de la realidad educativa: “Estas prácticas obligatorias daban una garantía de conocimiento de la escuela que para nada tenía que ver con el modelo de inspección franquista que vino después”, me comenta un inspector amigo.

Ya se sabe, maestro y republicano en manos de Pemán… feo, feo.


En nuestro encuentro de presentación, preguntamos a María Jesús Ruiz: ¿es Alejandro Casona un autor de la Generación del 27?

Sí lo es. En Madrid tiene contactos con Lorca y los poetas que conformarán la generación del 27. De hecho “La flauta del sapo”, de la que hace unos cincuenta o sesenta ejemplares con una imprentilla que tenía en la escuela (única edición de este libro hasta esta nueva publicación, habiendo aparecido el poemario incluido en un libro de leyendas en México hace años), se la dedica a Lorca reconociendo su deuda estética y su deuda poética. Sí estaba en la Generación del 27, como estaba tanta gente (Concha Méndez, Maruja Mallo…) que se va al exilio; a nosotros, ya a partir del año 70, nos llega una generación muy adelgazada: conocemos a Lorca, a Alberti y poco más. Pero la Generación del 27 es muy amplia.

Volviendo a “La flauta del sapo”, esa primera edición artesanal por parte de Casona es muy difícil de conseguir:


Le preguntamos ahora por el trabajo realizado como antóloga.

Me he sentido muy libre y he hecho lo que he querido. Creo que en el original eran 18 poemas. Yo me quedé deslumbrada con Casona hace casi 20 años, cuando descubrí por azar su lado republicano, ya que se había elaborado una imagen bastante cutre de este escritor y no es la que debiera. Por un lado, por ese franquismo en el que él presenta sus obras cuando vuelve y por otro lado por la crítica de la izquierda que no le perdona ese olvido del pasado (aunque luego rectificarán reconociendo que había que haber vivido lo que ellos para entenderlos). Me deslumbró Casona cuando me regalan una edición (argentina) de “La molinera de Arcos”.


Aquí, María Jesús Ruiz se volcó en elogios a esta obra por su origen entroncado con el romancero y por su valor progresista, feminista, con un contenido moderno “al que todavía no hemos llegado” … Queriendo editar esta obra, se fue a Asturias y se puso en contacto con los herederos, concretamente con su sobrino. Y resultó un encuentro muy satisfactorio asumiendo el compromiso de que había que conseguir que los editores publicaran de nuevo su obra.

¿Y sedujiste al editor de Diego Pun?  


Yo llevaba tiempo queriendo publicar La flauta del sapo, con esa pedagogía krausista, maravillosa, de amor a la naturaleza… Me había dirigido a dos o tres editoriales y no me habían hecho caso. En 2019, antes de la pandemia, coincido con una serie de personas, en México, en un seminario de investigación de los exiliados literarios del treinta y nueve, y allí están los editores de Diego Pun que me hablaron de querer editar poesía infantil y juvenil, pero no de la que se edita actualmente sino de aquellos krausistas que revolucionaron la pedagogía. Con lo cual vio la luz este libro.


La poesía que se edita para niños o es moderna o es de los “clásicos” muy sonados, y solo en un par de editoriales. Luego esto era un paso muy valiente para una editorial. Siendo además esta una poesía muy alejada de la rima fácil, o de la poesía actual urbana, ya que es una poesía bucólica, muy ligada a la naturaleza… preciosista. Además, algunas metáforas, contextos, situaciones… se escapan a los niños lectores.

Luego es un libro con muchos lectores potenciales, de interés para muchas edades distintas. A ningún adulto se le va a caer el libro de las manos y los niños tendrán su propia primera lectura y con un acompañamiento magnífico que se ha conseguido en la ilustración.


Al hablar de la ilustración, vuelve a aparecer el trabajo de María Jesús Ruiz.

El poema que lleva el nombre de Frutas pertenece a uno más extenso, pero yo quería resaltar esos seis versos porque me parecen de una fuerza considerable, una imagen potente que Federico Delicado ha sabido plasmar perfectamente. 

Es como decir que Federico ha entendido esta obra de Casona interpretando las alegorías y las metáforas con esa luz y esa evolución en su trabajo que está mostrando un sello personal, distinto a la mayoría de la ilustración reciente completamente repetitiva del texto y repetitiva en su aspecto formal.


El libro es una obra bucólica, romántica, que oye y recoge episodios del folklore (de ahí también esa admiración de María Jesús); que tiene esos aires de revolución educativa de su época en el amor a la naturaleza; que es memoria de la infancia del autor en sus olores, colores vientos…; que nos transmite el miedo a la tormenta, el regocijo de la fruta, la pena de la fuente seca… 


María Jesús Ruiz es Doctora por la Universidad de Cádiz, donde es profesora Titular de Literatura Española. Investigadora veterana y reconocida del folklore.

También de Federico Delicado en este blog: 

Escritos en el mar  

La huida de Peggy Sue








martes, 30 de abril de 2024

Puer Poeticus (R)


Dice Pep Bruno de este escritor: 

Antonio Rubio es un poeta y un maestro y un hombre que vive pegado a un verso (a muchos versos) y es puro ritmo y rima y sueño. Antonio Rubio es uno de esos escritores maravillosos que hay que conocer y leer y releer. Sus cuentos y poemas son siempre música para el alma, textos con sabor a tradición y a tierra. Él es maestro de maestros y niño entre niños. Antonio Rubio es siempre una fiesta.

Pep Bruno y, con su libro Luna, Antonio Rubio

Y, además de ofrecer unos interesantes enlaces sobre el autor de Puer Poeticus, añade:

Algunos de sus libros son absolutamente imprescindibles para el aula, la biblioteca y la casa.

Este es uno de ellos: absolutamente imprescindible para el aula, para la biblioteca, para la casa y para las escuelas de magisterio y seminarios de trabajo de docentes y monitores y animadores de ludotecas.

Porque Puer Poeticus es el registro de la memoria del autor como niño que recuerda las cancioncillas con las que jugaba o que le cantaban, como poeta que crea y recrea teniendo clara conciencia de las claves del verso para niños y niñas, como maestro que observa los juegos acompañados de rimas y ritmos y que los escucha y los recoge, como folklorista que está inmerso en la tradición oral y reivindica y trabaja para su pervivencia, como trabajador del verso  que descubre la importancia del cómo suena de cara a los pequeños por encima de lo que dice, como investigador que ordena y clasifica cuanto ha recogido para ofrecernos esta obra.


Así que, con este, trabajo, el toledano nos pide a gritos que recordemos, revivamos y transmitamos todo ese legado del cancionero infantil que él nos pone en bandeja listo para ser usado. Desde la más tierna infancia, con los bebés en la casa, hasta los “cursos altos” en los que toca recordar y recoger y clasificar y crecer como lectores y, quién sabe, también como poetas.

Cierto que parte de todo este legado de alguna forma se mantiene vivo por los propios niños y niñas que en patios, parques y recreos escolares escuchan a otros niños y otras niñas algo mayores las canciones con las que acompañan ciertos juegos, y que luego ellos y ellas, poco después. cantarán para que sean oídas y aprendidas por otros menores.


Pero también es cierto que mucho puede desaparecer. Sí, puede quedar recogido por escrito pero su valor está en mantenerse vivo, en ser recitado, cantado, jugado… porque son el primer encuentro con las palabras que darán forma al pensamiento, las claves del lenguaje con sus figuras literarias, las artes de la buena pronunciación… y con todo ello ese entrenamiento que luego se verá reflejado también con éxito en el aprendizaje de la lectura.

Y, además, en formar parte de una comunidad poética que comparte como los monumentos, los bailes o la gastronomía, todo un bagaje de emociones, de pequeñas coreografías, de juegos decorados y completados con sonidos, de fórmulas para relacionarse para participar del colectivo en el que cada individuo se encuentra, de símbolos con los que aprender a ser un ser social, una persona mejor.


Más aún, ¿cómo se construye una base sobre la que poder seguir creciendo en poesía? Cuando empieza a aparecer la lírica como una posibilidad y un deseo de lectura (y de expresión en producciones propias) será en el entrenamiento del folklore infantil donde encontrar las mimbres para disfrutar, entender, construir…  esa hermosa relación de los jóvenes y la poesía.

Pues para que todo esto siga en marcha, Antonio Rubio ha recogido y organizado y redactado lúdica y pedagógica y bellamente el cancionero de tradición oral infantil (más de un centenar de textos diversos) en cuatro bloques a los que llama “reinos”, a saber:


O, simplemente, leer el libro por leerlo, por volver a escuchar la voz de la memoria y dejándonos arrastrar hacia momentos tiernos y felices. Por todo esto es un libro absolutamente imprescindible (que habría ganado mucho con un código QR que nos llevara a la voz del autor cantando y contando algunas de las cancioncillas y poemas recogidos).


Para saber más: canal lector


Para saber más: Concha Pasamar