Mucho llevo pensando en una entrada sobre los ilustradores de "entonces", es decir, cuando yo era chico. Los libros tenían unos dibujos impresionantes que ayudaban enormemente a comprender las largas descripciones que los escritores no tenían más remedio que hacer ya que la televisión no estaba en manos de muchos y un desierto, por ejemplo, seguía siendo algo difícil de entender.
Me regalaron mis padres unos libros de la editorial Fher: "Un Capitán de quince años", "Moby Dick", "La Isla del Tesoro",...
Eran versiones "amables" y correctas pero que llevaban a lugares y contemplaban personajes muy desconocidos. Había mucha austeridad tanto en la cubierta como en la portada, y páginas y páginas grandes de renglones largos llenos de letras (aunque el interlineado era más espacioso que el amasijo de la colección Reno de bolsillo de Espasa Calpe, por ejemplo) :
Menos mal que una sobrecubierta ilustrada sí invitaba a su lectura:
Qué agradable sorpresa al pasar la página y encontrar una de esas fantásticas ilustraciones que ponían todo en su sitio: los salvajes, los tatuajes, la selva, la isla, la ballena,...
Nada de eso había sido visto. La Enciclopedia Álvarez tenía triángulos y dibujos de la bandera.
Los ilustradores ponían, literalmente, luz a tanto mundo desconocido. Raramente su nombre aparecía en los créditos del libro. Esos grandes artistas anónimos a color contribuyeron mucho a la animación lectora de aquella época gris.
Desde aquí, tanto agradecimiento.
Me ha gustado mucho. Yo también lo sentía.
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